Mostrando entradas con la etiqueta Ridley Scott. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ridley Scott. Mostrar todas las entradas

13 febrero 2022

Los Gucci y Luigi Moretti

El otro día vi esa divertida mezcla entre ópera bufa y astracanada que es La casa de los Gucci. Si algo destaca en la película, son las localizaciones y por eso hay muchas páginas en Internet sobre los lugares reales dónde se grabaron sus escenas, sin embargo, no se suele mencionar una de ellas, posiblemente la más interesante. Donde se desarrolla una secuencia que comienza viéndose a Paolo Gucci (Jared Leto) dentro de una sala practicando esgrima y luego en la planta alta del mismo edificio sentado en una silla con su primo Maurizio (Adam Driver) tomando un café, ese edificio es la Casa delle Armi en el Foro Itálico de Roma, construido entre 1934 y 1936, según el proyecto de Luigi Moretti.
Driver y Leto en la Academia de Esgrima de Moretti
No es la primera que aparece este edificio en las pantallas, una de ellas es en las primeras secuencias de La escapada, cuando por delante de su fachada pasa el descapotable en el que circulan por una Roma vacía Bruno Cortona (Vittorio Gassman) y Roberto Mariani (Jean-Louis Trintignant), conduciéndoles hacia el mar y la aventura.
Gassman y Tringtignant pasan por delante de la fachada de la Academia
Los edificios de Luigi Moretti se han empleado también en el cine con otros usos, por ejemplo la Palestra del Duce, construido también en 1936 y en el Foro Itálico, en vez de su función original como gimnasio, se convirtió en un inmenso y amenazador despacho en Milagro en Milán.
Milagro en Milán
Sin duda el edificio creado por Moretti que más veces se ha visto en el cine ha sido el Watergate, por lo que sucedió en su interior en 1972, que ocasionó la dimisión de Nixon y por estar situado en Washington. Una de las últimas ocasiones ha sido el edificio donde vive la superheroína Diana Prince (Gal Gadot) alias Mujer Maravilla en Wonder Woman 1984.
Gal Gadot en el apartamento del Watergate
Volviendo a La casa Gucci, es una lástima el poco partido que se le ha sacado a una edificación tan interesante e incluso fotogénica, como la Casa delle Armi, que se usa solo como fondo para una conversación que mantienen dos personajes, que podría haberse desarrollado en cualquier otro escenario sin que se modificase su contenido y significado.

28 noviembre 2020

Encuesta en Butaca 46

Cabecera del programa
Hace unos días María José Enríquez contactó conmigo y me mandó una encuesta, que me habían hecho en el programa de la Televisión Canaria, Butaca 46, cuando era director de la Filmoteca Canaria, fue en el sexto de esos programas y por mis respuestas supongo que se emitió el año 2002. Como siempre, me ha horrorizado verme, pero como me ha resultado curioso lo que contesté entonces, he decidido reproducirlo:

- Una gran historia mal contada.
- La Biblia, concretamente el Antiguo Testamento, creo que nunca se ha hecho una película buena con este argumento.

- Una mala historia bien contada.
- Sin duda, Lo que el viento se llevó.

- Una película para recordar.
- Muchísimas, pero quizás, por decir solo una, La pasión de Juana de Arco de Dreyer.

- Una película para olvidar.
- En mi puesto de director de filmoteca, creo que no se debe olvidar ninguna película, todas son importantes.

- Una secuencia.
- El inicio de Casino de Martin Scorsese.

- Una imagen.
- Dos. La Piazza del Popolo de Roma de El vientre de un arquitecto de Peter Greenaway y Los Ángeles de Blade Runner.

- Un actor.
- Walter Brennan.

- Una actriz.
- Lauren Bacall

- Una música para recordar.
- Cualquiera de las películas interpretadas por Fred Astaire y Ginger Rogers, por ejemplo, Sombrero de copa.

- Una canción para tararear.
- La preferida de mi padre y la mía, As Time Goes By de Casablanca.

- Una situación cómica inolvidable.
-  La representación de la ópera en Una noche en la ópera de los hermanos Marx.

- Un diálogo que perdurará siempre.
- Muchos de las películas basadas en obras de William Shakespeare, por ejemplo cualquiera de la película Julio César dirigida por Manckiewicz..

- La frase más estúpida que hayas escuchado en el cine.
- Siempre nos quedará París.

- ¿Cuándo fue la última vez que lloraste en el cine?
- Viendo La mosca de David Cronenberg que me parece la historia de amor más aterradora que se haya filmado nunca.

- ¿Y la que reíste?
- En Un hombre sin pasado de Kaurismaki.

- ¿Cuál fue la última película que te ha aterrorizado?
- Spider, también d David Cronenberg.

- ¿Qué Oscar te hubiera gustado dar que nunca se haya entregado?
- Dos también, a Luis García Berlanga y a José Luis Borau.

- ¿Qué Oscar nunca habrías entregado?
- Creo que cualquier Oscar está bien entregado, los profesionales del cien trabajan muchísimo y se merecen todos los premios.

- ¿Qué te habría gustado hacer que no hayas hecho?
- Clarísimo. Ir mucho, mucho, mucho más al cine.

Hace casi veinte años que respondí a esta encuesta y lo que más me interesa de ella es constatar actualmente casi todas mis respuestas hubieran sido diferentes.



12 mayo 2020

Entrevista sobre Blade Runner

Hace unos días recibí un correo electrónico enviado por Guillem Raich, un estudiante de Comunicación Audiovisual de la Universidad Autónoma de Barcelona, para pedirme una entrevista sobre Blade Runner, porque está trabajando en un estudio sobre la actualidad de la película y sus temas, aprovechando que su argumento se desarrolla en noviembre de 2019, le solicité que me mandara las preguntas por escrito, porque siempre me ha parecido más útil. Las cuestiones resultaron ser más generales y complejas de lo que esperaba y resultó complicado contestarlas. El resultado es el siguiente:

¿Qué le atrajo la atención de Blade Runner para dedicarle un libro?

Antes de empezar hay que decir que el libro Blade Runner, publicado por Ediciones Paidós en 2002, es un trabajo colectivo que desarrollamos Ana Pérez y yo, por lo que mis respuestas reflejan solo mis propias opiniones y no las de ella. Respecto a su pregunta, recuerdo perfectamente cuando vi por primera vez la película en el cine cuando se estrenó en 1982 y la extraordinaria impresión que me causaron las imágenes de esa ciudad del futuro, comprobando además que ya se podía crear cualquier tipo de espacios en las pantallas. Entonces estaba estudiando Arquitectura y evidentemente me interesaron muchísimo los ambientes urbanos y arquitectónicos de la película. Diez años después, siendo ya arquitecto, vi la versión del director, también en la gran pantalla de un cine, y volvió a asombrarme, por supuesto que estas sensaciones fueron las mismas que tuvieron otros espectadores, pero en el caso de alguien, como yo, que se ha dedicado durante muchos años a estudiar las relaciones entre cine y arquitectura, las imágenes de Blade Runner, siempre fueron mucho más importantes que su argumento y claves para ahondar en esas relaciones.

¿Qué elementos le llamaron más la atención de la ciudad representada en Blade Runner? ¿Que la hace especial respecto a otras ciudades retratadas en el cine de ciencia-ficción?

Es especial porque ha sido una de las primeras veces en que los espectadores veían una ciudad distópica del futuro tan verosímil, lo que primero llamó mi atención fue la atmósfera de la urbe, sus condiciones ambientales, la nocturnidad, la niebla que dificulta verla en la distancia; respecto al paisaje urbano, las multitudes y la cantidad de elementos diferentes que hay en las calles, en cuanto a los propios edificios, la mayoría de ellos no son nuevos e impolutos, sino que son viejas edificaciones que se han transformado añadiéndole instalaciones para adecuarlos a la tecnología. Uno de los mayores aciertos de la película, desde el punto de vista arquitectónico, es el “retrofitting” que se puede traducir por reequipamiento y que se puede ver en países en los que se adecua lo existente, en vez de demoler y volver a construir.

En el momento en que se publicó el libro, el futuro que describía Blade Runner era tan solo una insinuación, a día de hoy, ya forma parte del pasado. ¿Cuáles de sus predicciones cree que fueron más acertadas? 

Es evidente que las narraciones de ciencia ficción se refieren más al presente cuando fueron creadas que al futuro donde suceden. No son la obra de adivinos que pretenden saber qué sucederá o cómo serán los siglos venideros, por eso no tiene sentido hablar de la certeza de lo que vemos en las pantallas o lo que leemos en una novela, por ejemplo, en 2001, una odisea del espacio, Stanley Kubrick está haciendo un análisis de lo que sucedía en 1968, tanto como Sam Peckinpah habla sobre la guerra del Vietnam en Grupo salvaje.
Ridley Scott ha contado que antes de hacer la película llegó a Nueva York de noche y un helicóptero le llevó desde el aeropuerto hasta la parte más alta del edificio de la Pan Am, en ese vuelo concibió el aspecto visual de la ciudad del futuro, de un Nueva York que en aquellos años estaba oscuro por la contaminación atmosférica, era caótico, sucio y hasta peligroso. Ese Nueva York ha ido cambiando y ahora muchos de sus rincones parecen parques temáticos llenos de turistas.

¿Cuáles fueron las predicciones más erróneas?

Reitero lo dicho en la anterior pregunta. Si hay aciertos o errores es solo por casualidad

En cuanto a la arquitectura que se muestra en la película: ¿En qué medida tiene relación con lo visto en las ciudades actuales? ¿Qué tendencias de la arquitectura siguen lo descrito en Blade Runner?

Aunque la realidad imite a la ficción, como decía el gran Oscar Wilde, las tendencias de la arquitectura no se producen provocadas por una manifestación artística, como puede ser película, sino por las ideologías y necesidades de la propia sociedad. Es verdad que a veces se pueden ver paisajes urbanos que recuerdan a los que han aparecido en las pantallas, pero esas reminiscencias, que también pueden venir de las artes plásticas y la literatura, son inevitables para quien tenga la cultura y la memoria suficientes para reconocerlas.

Han pasado dieciocho años de la publicación de su estudio ¿Hay algún elemento que quisiera rectificar? ¿Existe alguna nueva dinámica relacionada con la película que aún no se intuyera en 2002, pero que ahora haya cobrado importancia?

No y tampoco.

Si fuera el encargado de dibujar la visión arquitectónica de una nueva versión de Blade Runner como la de Villeneuve en Blade Runner 2049 ¿Cómo imaginaría el futuro de la arquitectura?

Es inútil hacer predicciones, salvo que sea para proponer un nuevo modo de entender y modificar las ciudades, porque ninguna de ellas se ha cumplido. En cuanto a la versión de Villeneuve, me parece extraordinaria y en algunos momentos mucho más interesante y compleja que la de Scott, en todos los sentidos, incluido el arquitectónico, pero este es otro tema.

Finalmente, ¿Cómo se compara el 2019 real con el de Ridley Scott? ¿Cree que nuestro presente es peor o mejor de lo imaginado por Scott?

Siempre he sido optimista. La humanidad a pesar de su insensatez, ha sido capaz de superar etapas terribles, lo que no quiere decir que se abandone una lucha sin descanso para impedir las terribles catástrofes medioambientales y sociales que sufrimos en la actualidad y que pueden causar tragedias en el futuro. Nada es absoluto, creo que no se puede calificar como “peor” o “mejor” refiriéndose a toda una situación, porque habrá aspectos parciales mejores o peores que otros.

Hasta aquí la entrevista, si quieren saber más les recomiendo un estupendo artículo de Jesús Palacios publicado ya hace unos años aquí.

02 febrero 2017

Objetivo: la casa

Cubierta del libro
En las dos entradas anteriores he hablado de los libros 07 y 08, Interiores urbanos y domésticos, y Espacios urbanos, editados por el GIRAC, el Grupo de Investigación Reconocido de Arquitectura y Cine, del Departamento de Teoría de la Arquitectura y Proyectos Arquitectónicos, de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valladolid, junto con la fundación do.co,mo.mo _ibérico.
Esta vez lo haré sobre el número 09, Objetivo; la casa, cuya edición está a cargo de Josefina González Cubero, Sara Pérez Barreiro y Eusebio Alonso García y, tras una presentación de Pérez Barreiro, recoge artículos sobre las siguientes películas: El sirviente, escrito por Nieves Fernández Villalobos; Koolhaas Houselife, por Iván I. Rincón Borrego; La familia, por Miguel Ángel de la Iglesia Santamaría; Blade Runner, por Pérez Barreiro y Daniel Villalobos Alonso; Carretera perdida, por Cecilia Ruiloba Quecedo; Mi tío, Darío Álvarez Álvarez; Hierro 3, Jorge González Sáinz; El ángel exterminador, por José Carlos Arnuncio Pastor, e Interiores, por Carlos Montes Serrano.
En las anteriores entradas no he mencionado los estupendos diseños de las cubiertas de los libros, creadas por Daniel Villalobos con "collages", en este volumen con el matrimonio Arpel de Mi tío, delante de la inquietante mansión en Burdeos diseñada por OMA, Rem Koolhaas, en 1998, una mezcla muy apropiada, que se cita en Koolhaas Houselife, en la secuencia en que se ve la película de Jacques Tati en un televisor.
Tal como decía en la anterior entrada, según han comunicado desde el GIRAC, sus libros aún no se encuentran a la venta, por lo que de nuevo, lo siento mucho.

25 junio 2015

Arthur Max y la arquitectura

Arthur Max
Estoy escribiendo un artículo sobre la ciudad en Se7en y buscando información sobre su diseñador de producción, el gran Arthur Max, he encontrado una entrevista que le hizo Matt Kamen en WIRED.CO.UK el 18 de diciembre del año pasado a raíz de su trabajo en Exodus; Dioses y reyes.
Max que comenzó a trabajar como diseñador de iluminación en el legendario festival de Woodstock y después varios años con Pink Floyd, comenta en la entrevista: «después de eso me di cuenta que tenía que ir a la escuela de arquitectura, pero me había distraído con toda aquella diversión. Así que volví e hice mis estudios de arquitectura en el Reino Unido, pero lo encontré muy aburrido, demasiadas licencias de construcción, demasiados permisos, demasiadas demoras. Yo tenía un montón de amigos que estaban en el cine, vi lo que estaban haciendo y pensé que era interesante. Comencé a ver lo que era la dirección artística y que podía hacerlo, que era como la arquitectura y el diseño teatral». La realidad de la arquitectura y su trabajo burocrático le aburrían, como a muchos arquitectos, mientras que le atraía el aspecto creativo del cine.
Max continúa: «Tuve suerte de conseguir un trabajo como asistente. Tenía tres títulos universitarios y seis años de experiencia, pero estaba haciendo té y dibujando planos para Stuart Craig, que haría el diseño de producción para las películas de Harry Potter. Trabajé para él cuatro años. ¡Era básicamente un joven muy maduro! Pero valió la pena, porque era como una escuela de posgrado para  el diseño de películas», ya en aquellos tiempos los títulos académicos valían poco para trabajar. En la entrevista sigue contando que trabajó en Gran Bretaña, pero «entonces llegó Maggie Tatcher y cerró la industria por completo. No había nada que hacer, excepto anuncios o emigrar», parece que aquella "genio" de la política, también hundió la industria cinematográfica por lo que Max se tuvo que ir a Estados Unidos, donde desarrolló su larga carrera.
Casi al finalizar la entrevista le preguntan si tiene deseos de dirigir una película y responde: «No. ¡No! Estoy más interesado en el oficio, el trabajo artesanal y la gente que trabaja en materiales en 3D; pintores y escultores. Me gusta construir cosas. No tengo la paciencia que tiene Ridley [Scott] con los actores. Estoy más interesado en cosas que puedes controlar o arreglar cuando se rompen. Cuando un actor se descarrila o hace una mala interpretación, no hay mucho que puedas hacer», su respuesta vuelve a ir en contra de aquellos que consideran al director como el trabajo más importante y casi el único de los medios audiovisuales, un tópico que siguen repitiendo los que no conocen este fascinante mundo.

15 octubre 2014

Entrevista en el Semanario Universidad de Costa Rica

Fotografía: Fabián Hernández Mena
Creo que ya conté que en Costa Rica me habían hecho un par de entrevistas, ahora, gracias al bibliotecario Carlos Ramírez, me he enterado que se ha publicado la que me hizo el incisivo periodista José Eduardo Mora en el combativo Semanario Universidad y que ha titulado "Shakespeare hoy no haría teatro, sino películas". ¡Qué osado puede llegar a ser uno cuando lo entrevistan!
Durante toda la conversación el excelente fotógrafo Fabián Hernández Mena estuvo haciendo su trabajo e incluso fuimos a la Escuela de Arquitectura, que está al lado de la sede del periódico, para continuar allí con sus fotografías; los curioso es que en esos días se estaban exponiendo sus fotos en Canarias en la muestra (Re)presentaciones, fotografía latinoamericana contemporánea, un proyecto surgido de la edición de este año de Photoepaña.
Copio aquí el texto que ha aparecido en la Web del Semanario, por si pudiera interesarle a alguien: 
El arquitecto español Jorge Gorostiza visitó el país del 22 al 27 de septiembre para participar en el seminario “La arquitectura como instrumento cinematográfico”, durante su estadía conversó en una entrevista con UNIVERSIDAD sobre la relación entre cine, arquitectura y ciudad –hoy muy vinculada a la ficción– y a cómo se perciben las realidades desde esas esferas.
Estuvo acompañado por Ana Pérez −con quien escribió un estudio crítico sobre Blade Runner, filme de Ridley Scott que marcó un hito en el cine de ciencia ficción− y el arquitecto y profesor José Enrique Garnier, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Don Jorge, estamos ante tres palabras que, juntas, convocan mucho: arquitectura, cine y ciudad.
−Evidentemente, es algo que todos los seres humanos sufrimos de alguna forma. El cine, más que cine hoy hay que hablar de imagen en movimiento, está muy presente. Por los aparatos móviles, es mejor de hablar de imagen en movimiento. Y más que cine y arquitectura, hoy estamos hablando de realidad y ficción.
¿Cómo llega a este tema del cine y la arquitectura?
−Fui cinéfilo desde niño. Mi padre, en vez de contarme cuentos, me contaba argumentos de películas. Por ejemplo, me contaba el argumento de Casablanca; pero en ese argumento el capitán Renault, que es el sinvergüenza que sobrevive a todo, era el héroe. Antes de pensar en ser arquitecto, ya era un cinéfilo. Después de ser arquitecto, empecé a relacionar mi profesión con mi afición o pasión, y luego comencé a estudiar el tema como una disciplina seria.
En los últimos cinco años se han empezado a organizar los festivales de cine y arquitectura. ¿Estamos en presencia de una moda?
−No. Son una necesidad. Debería haber festivales de cine y medicina, por ejemplo, porque todos los seres humanos estamos involucrados con imágenes en movimiento. Debemos prepararnos para lo que viene, que no nos dé miedo, prepararnos para manejar mejor los recursos.
¿Se ha intensificado ese interés por la imagen?
−Afortunadamente ahora hay muchas posibilidades. Mi generación solo veía películas en cines. En mi país no había televisión. Luego hubo televisión en blanco y negro. Después estuvo el VHS. Ahora, se pueden ver películas en un autobús con el teléfono móvil (celular).
¿Cómo influye la tecnología en ese sentido?
−Es un instrumento. Igual que un arquitecto antes diseñaba a lápiz, a mano, ahora lo hace en ordenador (computadora), ahora tenemos otro tipo de arquitecturas. Es lo mismo que pasa con un teléfono móvil. Soy jurado de un festival en Hungría al que llegan cosas de todo el mundo, y son películas hechas con un teléfono celular. Es impresionante lo que hacen los jóvenes, especialmente. Hay que tomar en cuenta que una película hoy se ve más en Youtube que en un cine.
¿Qué función juega una narrativa sólida en estas creaciones?
−Es evidente la necesidad que tiene el ser humano de contar historias, de viva voz, alrededor de una fogata, esto en la tradición oral. Hace algunos años quien quería contar en cine solo podía hacerlo en 35 milímetros. Ahora se puede hacer, por ejemplo, por videojuegos, que tienen mucha fuerza narrativa, y no solo son aquellos en los que se matan marcianitos. Esto no quiere decir que la narrativa sea mejor, pero creo que si Shakespeare viviera hoy, no haría teatro, sino películas.
Siempre en la relación de cine y arquitectura, podría citarme cinco formas en que se influyen.
−Veo que está usted preparado (risas).
Al menos leí su blog.
−Eso no vale. Bien. La primera de ellas es cuando en una película el personaje es un arquitecto. Es muy importante determinar cómo nos ven. La segunda es por medio de la creación de espacios cinematográficos, los arquitectos podemos hacer espacios reales o que sean solo cinematográficos. La tercera es que ya hoy día un estudiante o arquitecto, en vez de hacer una maqueta, crea una historia con imágenes en movimiento para mostrar su proyecto. La cuarta son aquellos edificios creados para las películas, para que sucedan las ficciones. Y quinto, se da cuando un director, además, es arquitecto. Menciono cinco, pero hay muchas más relaciones.
¿Cómo el cine puede influir en la promoción de una ciudad?
−Muchos argumentos se desarrollan en Nueva York, por ejemplo, pero en verdad no está sucediendo ahí la acción, sino que se crearon esos espacios, que a la vez promocionan a dicha ciudad. Las ciudades tienen oficinas para facilitar los rodajes. En las islas Canarias, de donde soy, se facilitan mucho los rodajes porque ello ayuda en mucho a la promoción.
En Estados Unidos ya hay tours, para que la gente vea dónde está la casa de tal o cual personaje de la película o de la serie de televisión.
Al revés, ¿cómo creaciones de cine han influido en la realidad?
−Los parques temáticos están basados en películas; o sea, se recrea lo que se ve en la película.
En el plano de la arquitectura, usted apuesta por una funcional.
−Creo que hubo una moda en Europa y en el mundo, y fue la de las grandes estrellas en arquitectura, y el peor de todo es Santiago Calatrava, que tiene un estilo, y lo va repitiendo sin importar el entorno. Son edificios que cuestan mucho dinero y no sirven para nada. En Europa hay arquitectos que hacen edificios para que salgan en la foto de la revista, pero no funcionan, son peores que decorados, porque estos sirven para las películas. Es una inmoralidad y una canallada que salga bien en la foto y ya. La arquitectura tiene que funcionar. Los arquitectos no somos escultores. La arquitectura tiene que tener muy presente a la persona. Si uno está leyendo una novela y no le gusta, la tira; si está viendo una película y no le gusta, la deja; no se puede hacer eso con la arquitectura.
¿Lo humano se olvida a menudo en lo arquitectónico?
−Es fundamental. Ahora, como en toda profesión, hay buenos y malos arquitectos. El problema con la arquitectura es que si es grave te condena a vivir en un edificio espantoso.
Volvamos a Calatrava, ¿por qué tanta fama si siempre está rodeado de polémicas?
−Santiago Calatrava es una estrella, pero todo comenzó con lo que en Europa llamamos “el efecto Guggenheim”. El museo de Bilbao cambió por completo la ciudad y se pensó que como el edificio de Frank Gehry −ubicado al lado de la ria, en una antigua naviera− cambió la ciudad, eso mismo podía suceder en otras ciudades. En Santa Cruz de Tenerife hay dos edificios de Calatrava, uno funciona y otro no. Calatrava, además de arquitecto, es ingeniero graduado en Ginebra. El arquitecto debe tomar en cuenta el entorno, lo social porque, repito, un arquitecto no es un escultor.
¿Pudo ver San José?
−Me habían hablado muy mal de San José, que era una ciudad muy fea, pero es una ciudad en que se puede caminar, que tiene vida en sus calles y edificios magníficos como el del Museo de Oro y el teatro que está al lado (el Teatro Nacional). Me gustó mucho la antigua fábrica de licores (CENAC), vi buenas exposiciones, a nivel de cualquier ciudad.
Ahora, lo más importante de una ciudad son sus habitantes. Me gustaron los espacios públicos, los parques, porque aunque de donde vengo tenemos naturaleza, no se le asemeja a lo de aquí, a la exuberancia.
¿Cuánta ficción nos va quedando de la arquitectura por las películas que vemos?
−En la primera conferencia que di decía que ya casi todo es ficción. ¿Qué es la realidad? Hay un debate, iniciado hace mucho por los franceses, entre qué es realidad y qué es lo real. La ficción nos invade y hay que saber afrontarla. Bueno, así ha sido siempre. Acordémonos de un Alonso Quijano, que enloqueció porque leía libros de caballería.
¿Está el país preparado para un festival de cine y arquitectura?
−No solo es posible, sino que es muy necesario. Un festival de cine propicia el pasar películas que no se suelen ver, que son polémicas y esto estimula. Igual, la Escuela de Arquitectura de la UCR tiene un gran nivel; lo he vivido con las preguntas que me han hecho los estudiantes, que me pusieron en verdaderos aprietos, y le sería estupendo un festival de cine y arquitectura. Esto que he visto y vivido lo voy a contar.
¿En su blog?
−En mi blog, y espero en otros espacios de mayor difusión (risas).

21 julio 2013

Entrevista en Avilés

Foto de Marieta publicada en La Voz de Avilés
Acabo de llegar de Avilés después de participar en el FICARQ, del que ya hablé en otra entrada de este blog, allí además de tener la suerte de conocer a muchos arquitectos y cineastas muy interesantes, me he reencontrado con Jesús Palacios y David Rivera.
El mismo día que llegué para dar una conferencia, titulada «Ficción urbana - Ciudad ficticia», Borja Pino me hizo una entrevista para La Voz de Avilés que a pesar de estar aquí en la red, la reproduzco a continuación porque quizás le interese a alguien:
«Para Jorge Gorostiza (Santa Cruz de Tenerife, 1956) hablar de arquitectura y de cine es mencionar dos de sus mayores pasiones vitales. Pasiones que, con el correr de los años, ha logrado aunar en una misma evolución profesional. Y es que este arquitecto público tinerfeño, cinéfilo desde su más tierna infancia, ha logrado fusionar el cine y la arquitectura y convertir ese tándem en objeto de análisis académico, amén de un referente a nivel internacional. Los resultados de sus investigaciones los expuso ayer, en la sala de cine del Centro Niemeyer, durante su ponencia «Ficción urbana. Ciudad ficticia», como parte del Festival Internacional de Cine y Arquitectura de Avilés (FICARQ).
- Usted es un arquitecto que ha logrado dar un enfoque cinematográfico. No es una combinación muy usual...
- A decir verdad, no soy el primero en abordar esta materia. Ya ha habido antes de mí grandes investigadores que se han interesado por el cine, como Juan Antonio Ramírez, todo un pionero mundial. Lo único que yo he hecho ha sido ampliar los estudios existentes. Los he analizado desde un enfoque diferente.
- ¿En qué momento surgió su pasión por el cine?
- Fue gracias a mi padre, que es como tienen que nacer las verdaderas pasiones. Él me llevaba al cine a ver películas del oeste y de romanos. Era nuestra ventana al mundo en aquella España gris y monótona. Se convirtió en algo importantísimo para todos nosotros.
- ¿De dónde surgió su idea de fusionar algo tan racional como es la arquitectura con el cine?
 -Bueno... Si nos paramos a pensarlo detenidamente, el cine no deja de ser un reflejo de nuestra sociedad en cada momento. Y eso es así a todos los niveles, incluso arquitectónicamente.
- Hay quien discutiría eso al hablar del cine de ficción.
- Pensemos en Blade Runner o en Babylon A. D., por ejemplo. Son ciudades del mañana, es cierto: coches voladores, edificios imposibles... Sin embargo, las pantallas de neón gigantes que aparecen en Blade Runner ya vaticinaban las que hay hoy en Times Square o en Picadilly Circus. Los problemas y las miserias de esa futurista ciudad de Los Ángeles son una dramatización de los verdaderos males de nuestro entorno urbano.
-¿Podría interpretarse como una negación de la ficción pura?
-Lo que el cine hace es anticiparse a lo que será el mañana. Y no se puede negar que nuestra evolución también bebe de ese cine. Grupo Salvaje, aunque sea un 'western', habla de la guerra de Vietnam. La propia Blade Runner es una denuncia de los problemas de los Estados Unidos de los 80. Ficción y realidad son dos conceptos indisolubles, aunque parezca una contradicción, la una no es posible sin la otra.

16 marzo 2012

Sobre la escenografía cinematográfica

Logotipo del Art Directors Guild,
sindicato estadounidense de
escenógrafos cinematográficos.
La semana pasada, se pusieron en contacto conmigo desde la web El cine de aquí remitiéndome un cuestionario con unas preguntas sobre la dirección artística y las relaciones entre cine y arquitectura. Muchas de ellas estaban dirigidas a escenógrafos (es curioso que pocas veces se use este sustantivo para denominarlos) profesionales en activo o, como se les llama en España, directores artísticos, y yo me atreví a contestarlas según lo que me han contado los muchos a los que he entrevistado.
El artículo ya se ha publicado, se titula «Escenografía: reviviendo la Historia a través del cine», y afortunadamente cuenta con opiniones de reconocidos profesionales, como Josep Rosell y Luis Vallés "Koldo". Lógicamente seleccionaron sólo parte de mis respuestas, por ello aprovecho para copiar aquí toda mi entrevista, por si pudiera interesarle a alguien:

¿Es más difícil ambientar una película histórica que una ambientada en la actualidad? ¿Qué opina de este artículo?
Todos los directores artísticos con los que yo he hablado me han dicho que es más difícil crear los espacios y ambientar una película actual, que otra histórica, entre otros motivos, porque todos los espectadores conocen cómo son los ambientes actuales.
En cuanto al artículo, tiene toda la razón y, aunque se refiere al vestuario cinematográfico, también ocurre lo mismo con la dirección artística. En mi texto «Apuntes para una crítica del espacio cinematográfico», incluido en el libro Constructores de ilusiones, demostré con estadísticas que la mayoría de los premios concedidos a la escenografía los han recibido películas históricas y que es más sencillo ser nominado cuando la película tiene otras nominaciones en otros apartados. Lo que no impide que los trabajos ganadores sean en su mayoría excelentes.

20 diciembre 2008

Entrevista en Diari de Balears

ARQUITECTURA Y CINE, DOS MUNDOS EN PERFECTA ARMONÍA
Jorge Gorostiza es arquitecto, ha diseñado edificios, realizado planes urbanísticos y en la actualidad trabaja en la administración autonómica canaria, pero al mismo tiempo ha desarrollado una labor investigando sobre el cine, en concreto sobre las relaciones entre el séptimo arte y la arquitectura. Ha escrito numerosos artículos, impartido conferencias, ha sido jurado de festivales y publicado libros como Cine y Arquitectura, Peter Greenaway, Directores artísticos del cine español, La arquitectura de los sueños, David Cronenberg y Blade Runner estos dos últimos con Ana Pérez. Su último libro es Gerardo Vera, reinventar la realidad, está en imprenta La profundidad de la pantalla, Cine +arquitectura, una recopilación de sus artículos.
¿Cómo un arquitecto se apasiona por el cine?
Es al revés ¿cómo un aficionado -que no apasionado- al cine se hace arquitecto? Mi cinefilia viene desde niño. Cuando era muy pequeño mi padre en vez de contarme cuentos infantiles, me contaba Casablanca, porque se la sabía de memoria y además para él el personaje interesante era Renaud, el gendarme francés mujeriego y vividor que sobrevivía a todo y todos sin perder su humor. Entonces no me daba cuenta, pero después he comprendido que me estaba dando una lección. Creo que es fundamental que los padres, igual que deben aficionar a sus hijos a la lectura, deben llevarlos al cine y aficionarlos a las buenas películas desde muy pequeños.
¿Qué importancia tiene la arquitectura en el cine de ayer y hoy?
Para mí la arquitectura consiste fundamentalmente en la creación de espacios. Dado que las películas se tienen que rodar en espacios, la arquitectura está presente en cualquier cinta, como también lo están las ciudades, que a su vez están formadas por edificios. Lo que sucede es que el ojo humano y el objetivo de la cámara son diferentes. Lo que vemos en el cine no es la realidad, sino la interpretación que un cineasta da de una realidad y por eso el espacio arquitectónico y el cinematográfico tienen unas reglas y unos instrumentos diferentes.
¿Los decorados que se realizan en el cine son realizados por arquitectos?
En los primeros años del siglo hubo algunos arquitectos que trabajaron en el cine y en países como Italia, un país con una superabundancia de arquitectos, los escenógrafos cinematográficos provienen en algunos casos de las escuelas de arquitectura. El problema es que, como decía antes, la escenografía o dirección artística tiene unos instrumentos específicos que no suelen dominar los profesionales de la construcción, por eso deben tener un aprendizaje especial.
¿Se crea a escala natural o se hacen maquetas?
Precisamente por esa diferencia de la que antes hablaba entre objetivo y ojo, no hace falta construir todo lo que se ve en las películas a tamaño real. Antes se hacía con maquetas y trucos, y en España teníamos a uno de los mejores profesionales del mundo, Emilio Ruiz del Río, que acaba de fallecer. Ahora se pueden crear espacios con medios digitales. Aprovechando que citaba a Emilio me gustaría decir que en general la gente no sabe que los directores artísticos españoles son de los mejores que hay hoy. Profesionales de la talla de Gil Parrondo el primer español en conseguir dos óscares; Benjamín Fernández que trabaja con Ridley y Tony Scott; Wolfgang Burman, Félix Murcia, Josep Rosell… y tantos otros que hacen un trabajo magnífico.
¿Los aspectos arquitectónicos de las películas pueden ayudar a entender en parte nuestra historia?
No soy un especialista en las complicadas y apasionantes relaciones entre Cine e Historia, pero creo que la exacta fidelidad de los edificios en una película histórica no es fundamental a la hora de recrear ese momento de la humanidad. A veces con muy pocos elementos se recrea mejor una realidad que con una reconstrucción colosal. Los directores artísticos dicen que para ellos es más fácil hacer una película histórica que una que suceda en la actualidad, porque sólo hay que documentarse bien y hay muchas fuentes para hacerlo.
¿Qué deben hacer los jóvenes para poder aprender a través del cine?
El cine es ya un arte capital en nuestro siglo y debería enseñarse en los colegios, como se hace con la pintura y la escultura. Si se explicar quién fue Velázquez, también se debería enseñar quién fue Orson Welles y además de la historia es importante educar en el lenguaje cinematográfico. El cine tiene un componente evidente de entretenimiento y evasión que es importante, pero mucho más importante es lo que podemos aprender incluso de las malas películas. Es fundamental que al acabar la película se reflexione sobre ella y se haga un juicio con argumentos, no importa que sean positivos o negativos y que la película sea comercial o "de autor", lo que importa es el acto de la reflexión y, si puede ser, la discusión con otras personas aportando cada una sus argumentos. En definitiva, ver las películas con espíritu crítico.
Por último quiero hacer un llamamiento: ¡¡¡¡Vayan al cine!!!! Las salas cinematográficas se están cerrando y sólo es por nuestra culpa. Hay que ir mucho más al cine, si no desaparecerá ese espectáculo que todos hemos disfrutado. Ese rito de ver en pantalla grande y a oscuras lo sueños que otros han querido plasmar para nosotros.
Diari de Balears, 28 de noviembre de 2007
Related Posts with Thumbnails