En la entrada anterior escribí sobre el extraordinario cortometraje Arquitectura emocional 1959, dirigido por Elías León Siminiani el año pasado y que en la última edición de los premios Goya, recibió el premio al mejor cortometraje de ficción.
En ésta comentaré un acto titulado «Zuazo como protagonista: Nuevas miradas sobre la arquitectura en el cine», celebrado en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, el 23 de enero pasado y organizado por los comisarios David García-Asenjo Llana y José María Echarte Ramos.
Este acto consistió en una presentación a cargo del decano del colegio, Sigfrido Herráez, seguida de unas pocas palabras del director de la película y la intervención de Jonás Trueba, tras la proyección, Javier García-Gutiérrez Mosteiro y Miguel Lasso de la Vega conversaron sobre Secundino Zuazo, finalizando con una mesa redonda con todos los participantes, excepto el decano.
El desarrollo de esta actividad --sin la película-- lo pueden ver completo pinchando aquí, pero se deben comentar algunos de sus aspectos más interesantes. Empezando por el principio, el decano dijo que entre arquitectura y cine hay una «relación obvia y evidente, nosotros [los arquitectos] os damos los escenarios, los espacios en los que desarrolláis vuestro trabajo artístico haciendo cine y nosotros a través del cine obtenemos una rentabilidad grande: "¡Ha salido una obra mía en una película!". Por lo tanto, hay como un intercambio de intereses más allá del contacto cultural», ante todo se debería saber qué opinan los escenógrafos cinematográficos sobre que sean los arquitectos quienes os damos los escenarios a los cineastas, una vez más se demuestra que la profesión del director artístico es dura y olvidada, teniendo en cuanta este desprecio a unos profesionales admirables; además el decano sobrestima el poder del cine actual como medio propagandístico, como divulgador de las edificaciones y para lograr esa rentabilidad grande, demostrando que hay quien lo mide todo solo con términos económicos, dándoles más importancia que a los culturales.
Mucho más interesante fue la intervención corta de León Siminiani, en la que dijo: «Nuestra productora se llama El gesto cinematográfico, que es un guiño al concepto de gesto arquitectónico. Una de las líneas que queremos continuar es explorar lo que el espacio, la historia de los edificios, el urbanismo e incluso los propios interiores, pueden dar a las historias. Creo que es un terreno en el que hay mucho que explorar y que trasladar a los ciudadanos». Una buena noticia, por lo que habrá que seguir atentos a lo que haga esta productora.
La intervención de Jonás Trueba fue más larga y compleja, dijo que «es una película donde la forma está por delante del contenido [...] en el cine está primero el qué sobre el cómo y en esta película [...] el cómo está delante del contenido [....] muchas veces las películas se cuentan a través de personajes que creamos y en realidad son los que mandan y los que finalmente nos acaban enseñando los espacios [...] a través del movimiento de los personajes, que es lo más habitual en el cine, y no lo es [...] que esté el espacio antes». Después mencionó que un arquitecto le dijo que el corto hablaba sobre «cuáles son los puntos de contacto en una ciudad y muy en particular de la arquitectura de los límites»; también habló sobre Woody Allen y una secuencia de Hannah y sus hermanas, en la que un personaje que figura ser arquitecto, le enseña a unas amigas sus edificios favoritos de Nueva York, cómo Nanni Moretti hace o mismo en Caro Diario sobre su Vespa, y otro recorrido en moto de La reconquista, por último, me alegró mucho que mencionase a alguien que merece ser admirado, a Juan Sebastián Bollaín y su tetralogía de Sevilla.
El diálogo entre Javier García-Gutiérrez Mosteiro y Miguel Lasso de la Vega es estupendo, en muy poco tiempo aclaran muchos aspectos de la obra de Zuazo, sobre todo, en Madrid, y vale la pena escucharlos, pero como es lógico, no mencionan mucho sobre las relaciones entre cine y arquitectura, por lo que no reproduzco aquí sus palabras.
La mesa redonda también es muy interesante, entre todo lo que se dice se destaca una intervención de Trueba sobre «el cine como arquitectura [...] las películas como casas», cuenta que un arquitecto le dijo «"en realidad cuando hacéis una película tenéis que construir un espacio" y es verdad que normalmente tendemos a pensar el cine como un artefacto narrativo y no como un artefacto espacial, incluso vivencial y a mí me gusta pensar el cine como un espacio que creamos, que construimos y que dotamos de vida y es un espacio al que el espectador tiene que ir, que instalarse y estar», no es la primera vez que Trueba menciona estos aspectos, como puede comprobarse en esta entrada.
Por último, León Siminiani indica que en su cortometraje «la escala humana tiene que ser más amplia de lo que es en una película en la que sus límites son sus actores» por eso sus personajes «son muñecos dentro de un cuadro muy grande, como figuras en una maqueta».
Animo a los lectores interesados en las relaciones entre cine arquitectura y ciudad, a que vean la grabación de este acto, por el que se debe felicitar al COAM, porque en este tipo de actividades siempre se aprenden aspectos nuevos gracias a personas con miradas innovadoras.
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