Georges Perec |
No voy a descubrir aquí a Georges Perec y es muy difícil aportar algo nuevo a todo lo que se ha escrito sobre este autor fundamental. Este comentario surge porque acabo de leer Tentativa de agotamiento de un lugar parisino -ya sé que debería haberlo leído antes-que ha publicado en 2012 Gustavo Gili, una editorial de referencia en libros de arquitectura en español, porque no se debe olvidar que el texto de Perec es muy arquitectónico. Supongo que ya sabrán de qué trata, durante tres días seguidos de octubre de 1974, el autor estuvo sentado en diversos lugares en la Plaza Saint-Sulpice de París y en varios momentos de cada día fue anotando lo que veía -o dijo que veía-, las palomas, las personas, los vehículos, los perros, las nubes, la luz... Para saber más recomiendo el estupendo artículo -como casi todos los suyos- de Enrique Vila-Matas sobre este texto de Perec.
Confieso que, a pesar de haber estado en París algunas veces, jamás visité esa plaza, por lo que no pude evitar la tentación de entrar en Google Maps y buscarla, decidí entonces recorrerla con la ayuda del Street View: Gran decepción, NO lo hagan, -al menos hoy, mañana es posible que haya cambiado-, porque la plaza está vallada y la mayoría de las fachadas de los edificios, así como de la iglesia están tapadas con andamios, lo único que se ve es parte de las plantas bajas y los coches circulando por las calzadas. Algo muy propio de estos tiempos cuando en nuestras ciudades y nuestra vida, lo provisional triunfa sobre lo peremne.
Lo único curioso de este recorrido es lo que sucede con la fachada del Ayuntamiento, que cambia en tres fotos consecutivas, porque tiene tres cartelones diferentes de tres exposiciones celebradas en mayo, marzo y octubre de 2008, otro ejemplo de cómo el tiempo modifica al espacio, lo que quizás le hubiera interesado a Perec.
Como este es un blog sobre cine y arquitectura, se debe mencionar que en Tentativa de agotamiento de un lugar parisino hay varias referencias cinematográficas: Perec escribe que en la plaza de Saint-Sulpice hay un cine; por ella pasan la actriz y dramaturga Geneviève Serreau y un Michel Martens, con un paraguas color geranio, que puede ser el guionista Michel Martens; el autor ve a un policía que se parece al actor Michel Lonsdale y el 19 de octubre a las dos de la tarde escribe: «pasa Paul Virilio: va a ver al asqueroso Gatsby al Bonaparte», efectivamente, hubo un cine con ese nombre en el número número 76 de la calle homónima, se inauguró en 1931, tenía 430 plazas y se cerró en 1987, transformándose primero en un estudio de televisión y hoy es una tienda, La Maison de la Chine; en cuanto «al asqueroso Gatsby», debe referirse a El gran Gatsby (The Great Gatsby, Jack Clayton, 1974), estrenada en Francia el 16 de octubre de ese año, y aunque es verdad que la película es bastante mala, no creo que se merezca el calificativo de «asquerosa», respecto a Virilio, tampoco voy a glosar al urbanista que tanto me interesó hace unos años; la unión de Virilio, Gatsby y el asco, según una nota de Maurici Pla -el traductor del libro que antes cité-, es una ironía sobre Virilio, pero eso quizás nunca lleguemos a saberlo con certeza.
Lo que si es cierto es que el texto de Perec, como todo lo que he leído de él, es completamente recomendable.
Lo que si es cierto es que el texto de Perec, como todo lo que he leído de él, es completamente recomendable.
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