«En marzo de 1980, César Alarcón viajó a Pompeya para llevar a cabo un ambicioso proyecto, recoger psicofonías de la gran erupción del Vesubio que acabó con la ciudad. tras revisar todas las grabaciones, ninguna de ellas parece contener sonidos procedentes del año 79 d. C. Inesperadamente, en una de las cintas quedó registrada una extraña frase mucho más reciente y que César ya había escuchado en alguna parte».
Este es el comienzo de La ciudad de los signos. La frase que oye César es de Viaggio in Italia -titulada en España como Te querré siempre- dirigida por el gran Roberto Rossellini, porque el original planteamiento de esta película es que si realmente las psicofonías son registros sonoros del pasado, por qué no va a haber registros visuales de ese pasado, y lo más asombroso es que en esta película se ven esos registros, se ve a Ingrid Bergman y George Sanders, entre otros, en las ruinas actuales de Pompeya y además se desmonta una impostura, una bellísima impostura, que siempre se mantuvo, sobre la sorpresa que le causó a la protagonista el descubrimiento de dos calcos (dos rellenos de yeso de dos personas sepultadas por la lava), un hombre y una mujer que murieron abrazados. Unos de los planos más asombrosos de la historia del Cine, que aún es mejor al saber que es falso.
¿Qué tiene que ver esta película con la arquitectura? Es evidente, si la ciudad no es sólo los edificios que están en ella, si las acciones y las personas influyen continuamente en las poblaciones y la modifican ¿Cómo no va a ser uno de sus factores de transformación el cine? Las imagenes que se han rodado en una ciudad de un modo inevitable son parte inherente de esa ciudad.
La ciudad de los signos, dirigida por Samuel Alarcón, es una película fundamental para analizar las relaciones entre cine y ciudad, su único problema es que por ahora es difícil de ver, sólo se ha visto en festivales, donde además ha ganado varios galardones. Aunque sea complicado, por favor, intenten verla.
2 comentarios:
Agrego para los interesados en ver esta película un correo electrónico:
elcinedeculto@gmail.com
No se puede vivir sin Rossellini
Creo que "La Ciudad de los Signos" también podría llamarse, a la manera de Italo Calvino, "La Ciudad de la Memoria". Una película que habla de ruinas, de estratos y de vivencias, tomando como excusa una historia de amor: la que tiembla detrás de la historia de amor mítica suscitada por el abrazo de los calcos.
Una película de voces resonantes, de tiempos superpuestos a través de imágenes superpuestas… como si -en un sentido figurado- camináramos por las calles de una ciudad y sus muros nos susurrasen las vivencias actuales y pretéritas de sus moradores… Pues los fragmentos de ciudad que esta película retrata, en realidad se abordan desde una perspectiva muy antropológica.
En definitiva, una interesante mirada hacia las historias –míticas, cotidianas, de ficción- que trascienden, de las que puede dar fe el cine, y sobre todo las ciudades. Y también, aquéllas que un acontecimiento como un rodaje puede provocar en una ciudad, a la vez que dar testimonio de ello.
Una película con carácter de radiografía y de cartografía, que construye una mirada propia y contiene muchas otras. La más interesante para mí, la del cineasta que mira a otro cineasta.
Yo también la recomiendo.
Y creo que tampoco se puede vivir sin Guerín.
rosa SOLAZ
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