14 febrero 2024

La mirada transversal

El sábado pasado el diario La Provincia publicó un artículo escrito por Claudio Utrera sobre el libro Arquitectura + Cine + Ciudad, con el sugerente título «La mirada transversal» y el subtítulo «Un nuevo libro del arquitecto y escritor cinematográfico Jorge Gorostiza explora, desde diversas perspectivas, las conexiones  intertextuales entre el cine y la arquitectura». Con su permiso, l
o reproduzco a continuación:

A medida que el cine sigue experimentando su propia transformación como medio de expresión artística la literatura que lo inspira, ya sea la que se ejerce desde el ámbito de la investigación histórica como desde el campo de la crítica o desde el estudio profundo del lenguaje, va adquiriendo nuevos y sugestivos rumbos encaminados, en la mayoría de los casos, hacia un desarrollo cada vez más ajustado al compás que marcan los nuevos paradigmas en el terreno de la cultura audiovisual. Y eso  significa, en resumidas cuentas, que hemos de mantenernos  permanentemente alerta ante los vertiginosos cambios que se suceden a nuestro alrededor y, de manera muy especial, desde que irrumpieron las nuevas tecnologías como valiosas herramientas para la exploración del complejo escenario sociocultural que nos dibuja la iconosfera del siglo XXI en todos los órdenes. 
“Al mismo tiempo, --destaca Jorge Gorostiza (Santa Cruz de Tenerife, 68 años) en su libro Arquitectura + Cine + Ciudad. Construcciones y miradas (Ediciones Asimétricas, 2023)--las imágenes en movimiento han transformado nuestra percepción del paisaje urbano y arquitectónico. Con este panorama, hoy más que nunca hay que saber mirar, construir una visión que detecte síntomas de lo que está sucediendo incluso en aspectos que, aunque puedan resultar banales, en el fondo son cruciales”. La prueba de cuanto decimos se pone claramente de relieve en esta interesante recopilación de artículos que recoge el veterano escritor tinerfeño en su última publicación, con un único y esclarecedor propósito: mostrar una nueva forma de abordar el fenómeno de la imagen en movimiento a la luz de una mirada que fusione la interpretación canónica del lenguaje audiovisual con la perspectiva que nos proporciona una lectura de ese lenguaje desde los parámetros de la arquitectura. 
Gorostiza, una de las máximas autoridades españolas en su especialidad,  insiste en esa idea, ampliamente abordada en una bibliografía que ya supera los quince volúmenes, según la cual el cine es tan deudor de la arquitectura como la arquitectura moderna lo es del cine, es decir, que existen correlaciones mutuas de las que ambos medios se han nutrido a lo largo de su historia, consolidando un largo y fecundo maridaje a través de un denso catálogo de películas adscritas a los más diversos géneros y tendencias. 
Entre las múltiples investigaciones a propósito de las conexiones entre las grandes urbes y el cine, descubrió, en 1930, la existencia de un viejo proyecto de largometraje, protagonizado por Janet Gaynor, John Garrick, Kenneth MacKenna y Humphrey Bogart, titulado Barcelona y que dirigiría, ahí es nada, el mismísimo John Ford. Naturalmente aquello no pasó de ser una simple noticia aparecida en el Exhibitor Herald World de la que nunca se volvió  hablar.   
Keaton en el jardín de su mansión, donde rodó Pobre Tenorio.
De ahí que en su nuevo libro Gorostiza incluya artículos, publicados previamente en su blog, donde se explica esa hibridación desde la era del cine mudo hasta la actualidad, midiendo, a través de breves pero enjundiosas pinceladas, el alcance de las influencias que describe en las decenas de piezas que integran esta amena e innovadora “declaración de principios”, al tiempo que desvela datos, acontecimientos y anécdotas de corte histórico que nos muestran aspectos poco conocidos para la comunidad cinéfila como, pongamos por caso, el uso de la vieja y suntuosa mansión de Buster Keaton en Beverly Hills para el rodaje de Pobre Tenorio (Parlor, Bedroom and Bath), de Edward Sedgwick, protagonizada por el propio Keaton en 1930, o la aparición de Virginia Travis, uno de los primeros personajes femeninos que ejercen la arquitectura en la pantalla, interpretado por Miriam Hopkins, en la comedia Quien conquista es la mujer (Woman Chases Man,1938), dirigida por el cineasta estadounidense John G. Blytstone e inédita, al menos en nuestro país. Gorostiza resalta el perfil filofeminista del personaje, teniendo en cuenta que se trata de una producción realizada hace 86 años. 
Virginia Travis (Miriam Hopkins) en Quien conquista es la mujer,
intenta convencer al millonario.
En un momento de la película, la arquitecta intenta convencer a un millonario de las bondades de su proyecto mediante unas palabras que habrían desatado la ira de cualquier censor: “ya sé lo que piensa,  que soy una chica, seguro que es eso”, “tengo el valor de un hombre, durante siete años he estudiado como un hombre, he investigado como un hombre y no hay nada femenino en mi mente. Hace siete años renuncié a un compromiso serio con un señor mayor, porque elegí tener una carrera práctica, lo abandoné a la puerta de la iglesia para convertirme en arquitecta y hoy en día  estoy preparada y él, sin embargo, está muerto”, afirma Miriam Hopkins.

Hasta aquí el artículo de Claudio Utrera. 

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