El sábado pasado el diario La Provincia publicó un artículo escrito por Claudio Utrera sobre el libro Arquitectura + Cine + Ciudad, con el sugerente título «La mirada transversal» y el subtítulo «Un nuevo libro del arquitecto y escritor cinematográfico Jorge Gorostiza explora, desde diversas perspectivas, las conexiones intertextuales entre el cine y la arquitectura». Con su permiso, lo reproduzco a continuación:
A medida que el cine sigue experimentando su propia transformación como medio de expresión artística la literatura que lo inspira, ya sea la que se ejerce desde el ámbito de la investigación histórica como desde el campo de la crítica o desde el estudio profundo del lenguaje, va adquiriendo nuevos y sugestivos rumbos encaminados, en la mayoría de los casos, hacia un desarrollo cada vez más ajustado al compás que marcan los nuevos paradigmas en el terreno de la cultura audiovisual. Y eso significa, en resumidas cuentas, que hemos de mantenernos permanentemente alerta ante los vertiginosos cambios que se suceden a nuestro alrededor y, de manera muy especial, desde que irrumpieron las nuevas tecnologías como valiosas herramientas para la exploración del complejo escenario sociocultural que nos dibuja la iconosfera del siglo XXI en todos los órdenes.
“Al mismo tiempo, --destaca Jorge Gorostiza (Santa Cruz de Tenerife, 68 años) en su libro Arquitectura + Cine + Ciudad. Construcciones y miradas (Ediciones Asimétricas, 2023)--las imágenes en movimiento han transformado nuestra percepción del paisaje urbano y arquitectónico. Con este panorama, hoy más que nunca hay que saber mirar, construir una visión que detecte síntomas de lo que está sucediendo incluso en aspectos que, aunque puedan resultar banales, en el fondo son cruciales”. La prueba de cuanto decimos se pone claramente de relieve en esta interesante recopilación de artículos que recoge el veterano escritor tinerfeño en su última publicación, con un único y esclarecedor propósito: mostrar una nueva forma de abordar el fenómeno de la imagen en movimiento a la luz de una mirada que fusione la interpretación canónica del lenguaje audiovisual con la perspectiva que nos proporciona una lectura de ese lenguaje desde los parámetros de la arquitectura.
Gorostiza, una de las máximas autoridades españolas en su especialidad, insiste en esa idea, ampliamente abordada en una bibliografía que ya supera los quince volúmenes, según la cual el cine es tan deudor de la arquitectura como la arquitectura moderna lo es del cine, es decir, que existen correlaciones mutuas de las que ambos medios se han nutrido a lo largo de su historia, consolidando un largo y fecundo maridaje a través de un denso catálogo de películas adscritas a los más diversos géneros y tendencias.
Entre las múltiples investigaciones a propósito de las conexiones entre las grandes urbes y el cine, descubrió, en 1930, la existencia de un viejo proyecto de largometraje, protagonizado por Janet Gaynor, John Garrick, Kenneth MacKenna y Humphrey Bogart, titulado Barcelona y que dirigiría, ahí es nada, el mismísimo John Ford. Naturalmente aquello no pasó de ser una simple noticia aparecida en el Exhibitor Herald World de la que nunca se volvió hablar.
Keaton en el jardín de su mansión, donde rodó Pobre Tenorio. |
Virginia Travis (Miriam Hopkins) en Quien conquista es la mujer, intenta convencer al millonario. |
Hasta aquí el artículo de Claudio Utrera.
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