21 mayo 2021

Escenografía teatral y cine. Nemesio Sobrevila

Cubierta de la edición
Nemesio Manuel Sobrevila Sarachu fue un arquitecto donostiarra, que aparte de su profesión, también se dedicó al cine, 
Copio lo que escribí sobre este cineasta en mi artículo «El cine como espectáculo: Desde la escena y la modernidad hasta la realidad» en el catálogo de la exposición Intermedios, cuya comisaria fue Aurora Herrera:
«Los espacios del cine español, como los de otros países, no solían tener estilos avanzados, pero hubo profesionales capaces de diseñar algunos notables, uno de ellos fue el arquitecto Nemesio M. Sobrevila, cuyos dibujos arquitectónicos muestran influencia del art-deco y que dirigió el  largometraje Al Hollywood madrileño (1928), rebautizada como Lo más español; de la que Sobrevila decía: “yo soy el director y el autor de la obra; el capitalista, el arquitecto, el escultor, el diseñador del decorado y de los muebles... Es mucho abarcar, ¿verdad? pero quiero asumir la responsabilidad de los resultados”, es significativo que se autodenomine “arquitecto” en vez de “escenógrafo” y que diferencie esa profesión con la de “diseñador del decorado”. La película, perdida en la actualidad, estaba compuesta por varios episodios en los que se parodiaban diversos géneros: la españolada, el de aventuras, el de terror, el histórico y el de ciencia ficción, que por los documentos que han pervivido, es el más interesante formalmente, con unos dibujos de una ciudad del futuro, que recuerdan los de Hugh Ferris, compuesta por edificios altos y con formas geométricas simples […] Tras dirigir su siguiente largometraje, El sexto sentido (1929), con un argumento poco frecuente en la época, Filmófono le ofreció escribir el guion, diseñar los decorados y dirigir La hija de Juan Simón, basada en una comedia musical que había escrito con José María Granada y se había estrenado con éxito en el teatro La Latina de Madrid en 1930; el arquitecto comenzó a filmarla en los estudios Roptence, pero se retrasó con respecto al plan de rodaje, Luis Buñuel, que era el organizador de la producción, no pudo esperar y lo sustituyó por José Luis Sáenz de Heredia. El arquitecto jamás volvió a trabajar en un estudio cinematográfico». 
Como escribí en La imagen supuesta. Arquitectos en el cine: «El caso de Sobrevila es típico del intelectual que decide introducirse en un medio que no es el suyo, logrando realizar unas películas de gran interés artístico y experimental para las que el público cinematográfico de la época no estaba preparado y cuando intenta trabajar de un modo profesional fracasa por su poca experiencia».
Hace unos semanas, encontré la edición de su obra teatral La hija de Juan Simón editada en 1930 por la entonces conocida colección La farsa, Sobrevila hizo los bocetos de los decorados de esta obra para su estreno, que después fueron desarrollados por el estupendo escenógrafo Fernando Mignoni, y también fue el director artístico de la película homónima producida por Filmófono. La edición que encontré está ilustrada y pensé que esas ilustraciones podían ser obra del arquitecto, lo que hubiera sido muy interesante, ya que se podían haber comparado con los de la película, sin embargo, en los créditos de la edición especifica: «Dibujos de Almada», que debe ser el pintor y escritor portugués José de Almada Negreiros, que vivió en Madrid entre 1927 y 1932. 
Estos dibujos son curiosos y como ejemplo, reproduzco a continuación con el que se inicia el Acto Tercero:
Según el texto, representa un «callejón próximo a la Gran Vía. Es de noche. Se ve la parte posterior de las grandes construcciones modernas. El palacio de la Prensa ilumina el espacio con sus luces rojas. Debajo de un farol dialogan dos mujeres vendedoras de su carne», como se puede comprobar, comparando texto y gráfico, Almada no reprodujo fielmente el entorno madrileño, sino que se limitó a acentuar el contrate entre los nuevos edificios que están al fondo y el paisaje urbano tradicional.
En cuanto a la relación con la película, reproduzco el del Cuadro Tercero:
Representa el «interior de una bodega en Málaga», la película también se desarrolla en una bodega y reproduzco una captura de imagen de ese decorado:
El espacio creado por Sobrevila es mucho más interesante que el dibujado por Almada, aunque es verdad que es el espacio más notable de toda la película, donde el escenógrafo mezcló sombras casi expresionistas entre arcos, con la sordidez de una taberna española.
No ceba duda que las escenografías teatrales y cinematográficas son diferentes y que lo más importante es que sirvan correctamente tanto a la obra como a la película, para conseguir el mejor efecto dramático en ambas.

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