Recientemente ha aparecido el número 39 de la colección arquia/documental, editado por la Fundación Arquia, una colección cuya evolución se ha ido comentando en este blog, siempre con admiración por el trabajo que se está haciendo para dar a conocer lo que hacen los arquitectos y la arquitectura en general, en uno de los momentos en que la profesión está pasando por otra de sus sempiternas crisis.
Este último documental editado es Microtopía, dirigido por Jesper Wachtmeister en 2013, con su productora Solaris, de esta misma empresa y ese cineasta ya se había publicado en arquia/documental Kochuu del 2003.
La mayoría de las películas de esta colección están dedicados a un solo arquitecto, sin embargo, en esta aparecen nueve profesionales que tienen en común sus propuestas de viviendas singulares. La primera por orden de aparición es la arquitecta Jennifer Siegal, que transforma contenedores en casas; los siguientes son Jay Shafer que con su empresa Tumbleweed construye minicasas de madera sobre ruedas; Richard Sowa y su bamboleante isla soportada por palés bajo los que coloca recipientes de plástico, con la que pretende afrontar la difícil tarea de navegar por el océano; el arquitecto, filósofo y escritor Aristide Antonas y sus habitaciones sin techo montadas en plataformas elevadoras; el ex fotógrafo de moda John Wells en su casa aislada y al parecer autosuficiente, en medio del desierto, comunicándole sus andanzas al mundo a través de su blog; Stéphane Malka, con su estudio Malka Architecture, que incrusta sus propuestas -afortunadamente solo propuestas- en medio de la ciudad; el escultor holandés Dré Wapenaar del que se muestran unas tiendas de campaña colgadas de árboles, que quieren ser tan respetuosas con el medio ambiente que no tocan el suelo, aunque no se enseñan las marcas que dejan en los troncos; Ion Sorvin con el colectivo de artistas daneses N55 con su sistema caracola y la casa con aspecto de módulo lunar con chimenea que camina con dificultad sobre patas hidráulicas; y por último Ana Rewakowicz con su vestido-casa para indigentes. Cada una de las intervenciones finaliza con un plano en "time-lapse" de las propuestas, como si se intentase anclarlas a un tiempo como el nuestro que cada vez es más volátil. Es significativo que, a pesar de lo que decía l principio sobre la difusión del trabajo hecho por los arquitectos, solo dos los profesionales entrevistados lo sean. Por último, hay una incógnita en la mayoría de las propuestas, si sus usuarios se van a bañar, y si es así dónde van a hacerlo.
Como los anteriores números de esta colección, este también incluye un libro, esta vez escrito por Manuel Gausa, que en este caso es un complemento perfecto para la película, porque centra este tipo de propuestas y las contextualiza. Se puede decir lo mismo de Microtopía que como finalizaba el comentario sobre Kochuu, «un documental correcto, realizado sin alardes, de forma funcional, pero efectiva».
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