Cine Monumental. Dibujo de Casto Fernéndez-Shaw |
Revisando la obra del arquitecto Casto Fernández-Shaw, he encontrado que muchos números de su revista Cortijos y rascacielos está digitalizada y se puede acceder a ella en Memoria de Madrid. En el número tres de esa revista, editado en el invierno de 1930, se publicó uno de sus proyectos visionarios, en este caso el del Cine Monumental, del que solo se muestra en una sola página la ilustración que está al lado y el siguiente texto:
¿Exceso de originalidad? ¿Visión del futuro?
¿Exceso de originalidad? ¿Visión del futuro?
En 1909 Bleriot atraviesa el Canal de la Mancha. En 1930 se da con facilidad el salto del Océano.
El cinematógrafo balbucea en los comienzos del siglo. Hoy habla en todos los idiomas.
Las ciudades han de transformar su estructura y adaptarla a las nuevas necesidades.
¿Es por tanto aventurado el pensar que en plazo no lejano se construirán edificios como el que presentamos a nuestros lectores?
La planta del cinematógrafo es octogonal. La máquina, colocada en el centro del edificio, proyecta la película simultáneamente en ocho pantallas que dan lugar a otros tantos sectores de público.
En estas pantallas se verá la película, desde el exterior, en determinados momentos, para atraer a los transeúntes.
Colocado el edificio en el centro de una gran plaza se llegará a él por vía subterránea y aérea. La terraza servirá para el aterrizaje de avionetas y autogiros, modernos taxis aéreos.
El suelo de la plaza quedará libre, pues un sistema de vigas puentes sostendrán el forjado del edificio.
Ocho torres, provistas de rampas y ascensores, llevarán al público a las diferentes plantas del edificio.
Este será capaz para el acomodo de 24.000 espectadores, ninguno de los cuales estará a una distancia de la pantalla, superior a cuarenta metros.
Es interesante comprobar la esperanza que había a principios de la década de los treinta sobre el futuro del negocio cinematográfico y sus proyecciones multitudinarias, paralelo al del desarrollo de la aviación, y también que, a pesar de proyectar la misma película en las ocho pantallas, este edificio fuera un antecedente de las multisalas.
Es interesante comprobar la esperanza que había a principios de la década de los treinta sobre el futuro del negocio cinematográfico y sus proyecciones multitudinarias, paralelo al del desarrollo de la aviación, y también que, a pesar de proyectar la misma película en las ocho pantallas, este edificio fuera un antecedente de las multisalas.
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