Cubierta del libro |
Hace unas semanas la editorial Tyrannosaurius Books junto al Festival de Sitges y Scifiworld, han publicado en la última edición del mencionado festival, el libro Seven: Los pecados de David Fincher, editado por Desirée de Fez y con prólogo de Ángel Sala.
La página web del festival especifica que además de textos de la editora y el prologuista «recoge los ensayos de varios autores: Daniel Ausente, que ha participado en varios libros y publicaciones como Mondo Brutto, Rockdelux , 2000 Maniacos, Tentáculos, Z o Presencia Humana; Quim Casas, crítico de cine de El Periódico de Cataluña, Dirigido por y Sensacine; Noel Ceballos, escritor y periodista, colaborador en Fotogramas, GQ o El Confidencial; Fausto Fernández, crítico de cine de Fotogramas y autor de varios libros; Jorge Gorostiza, autor de varios libros y artículos sobre cine y arquitectura, y John Tones, seudónimo habitual de Pedro Berruezo, periodista, guionista y escritor». La verdad es que me gusta mucho lo escueto y al mismo tiempo preciso que es el resumen de mi trabajo.
Mi artículo se titula: «Un lugar duro: Exteriores e interiores de Ciudad Nadie», trata sobre la ciudad y la arquitectura en Seven y comienza así:
«Es de día y el agente Somerset está en el campo con el empleado de una inmobiliaria que intenta venderle una vieja casa, rodeada de granjas y bosques, se oye como trinan los pájaros; el policía está callado y parece que está reflexionando; su acompañante le pregunta preocupado si algo va mal, el agente mira hacia el edificio, está abstraído y no contesta; el hombre insiste y le dice si ocurre algo. Somerset le mira, gira la cabeza para observar otra vez la casa y responde: “No. No… sólo es que aquí todo parece… tan extraño”; sin embargo, el empleado no lo entiende y le dice que no hay nada extraño en ese lugar y que todo es normal; Somerset asiente, respira profundamente, sonríe y concluye: “Eso es lo que quiero decir. Extraño”.
Así comienza uno de los primeros guiones de Se7en, con una secuencia que no aparece en la película, Al agente de policía, habituado a la gran ciudad, le parece extraño lo normal, lo natural, el campo... lo que está fuera de la metrópoli.
Tras este inicio hay otra secuencia, que tampoco se incluyó en la película, describiendo el regreso de Somerset en un tren a la ciudad, primero ve “granjas, campos, casas pequeñas y jardines”, después “un feo terreno pantanoso”, “la carrocería de un coche quemado y oxidado entre helechos”; mientras “el horizonte está lleno de chimeneas y enormes grúas industriales”; en el siguiente plano el tren por fin entra en la ciudad y el policía ve “barrios marginales y restos de automóviles accidentados, gente en las esquinas y tristeza”; cuando ya ha salido de la estación, se cruza con unos turistas a los que intentan arrebatarles una maleta y con el cuerpo ensangrentado de un moribundo atendido por los sanitarios de una ambulancia; coge un taxi, el chófer le dice dónde lo lleva y Somerset le contesta: “Lejos de aquí».
Como siempre, si quieren seguir leyendo mi artículo tendrán que comprar el libro en Internet o en una librería, por ejemplo en la madrileña 8 1/2.
«Es de día y el agente Somerset está en el campo con el empleado de una inmobiliaria que intenta venderle una vieja casa, rodeada de granjas y bosques, se oye como trinan los pájaros; el policía está callado y parece que está reflexionando; su acompañante le pregunta preocupado si algo va mal, el agente mira hacia el edificio, está abstraído y no contesta; el hombre insiste y le dice si ocurre algo. Somerset le mira, gira la cabeza para observar otra vez la casa y responde: “No. No… sólo es que aquí todo parece… tan extraño”; sin embargo, el empleado no lo entiende y le dice que no hay nada extraño en ese lugar y que todo es normal; Somerset asiente, respira profundamente, sonríe y concluye: “Eso es lo que quiero decir. Extraño”.
Así comienza uno de los primeros guiones de Se7en, con una secuencia que no aparece en la película, Al agente de policía, habituado a la gran ciudad, le parece extraño lo normal, lo natural, el campo... lo que está fuera de la metrópoli.
Tras este inicio hay otra secuencia, que tampoco se incluyó en la película, describiendo el regreso de Somerset en un tren a la ciudad, primero ve “granjas, campos, casas pequeñas y jardines”, después “un feo terreno pantanoso”, “la carrocería de un coche quemado y oxidado entre helechos”; mientras “el horizonte está lleno de chimeneas y enormes grúas industriales”; en el siguiente plano el tren por fin entra en la ciudad y el policía ve “barrios marginales y restos de automóviles accidentados, gente en las esquinas y tristeza”; cuando ya ha salido de la estación, se cruza con unos turistas a los que intentan arrebatarles una maleta y con el cuerpo ensangrentado de un moribundo atendido por los sanitarios de una ambulancia; coge un taxi, el chófer le dice dónde lo lleva y Somerset le contesta: “Lejos de aquí».
Como siempre, si quieren seguir leyendo mi artículo tendrán que comprar el libro en Internet o en una librería, por ejemplo en la madrileña 8 1/2.
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