José Luis García Sánchez |
En un serie de entradas que he denominado Arquitectos y cineastas he ido recogiendo opiniones sobre arquitectura de diversos directores como Woody Allen, Ingmar Bergman, Valerian Borowczyk, Luigi Comencini, René Clair, Dziga Vertov, John Ford, Amos Gitai, Peter Greenaway, Abbas Kiarostami, Raúl Ruiz, La actriz Viola Dana, y el ensayista Sigfried Giedion.
Repasando la lista se puede comprobar que no hay cineastas españoles, aunque evidentemente, tampoco sea esencial que los hubiera.
Hace poco he encontrado en un viejo número de la estupenda revista vasca Nosferatu, una entrevista que le hizo Jesús Angulo a José Luis García Sánchez sobre Rafael Azcona, en ella este último declaraba: "El esquema de trabajo de Rafael parte siempre de saber qué tipo de historia quiere contar el director, o sea, saber qué tipo de poética debe servir. Como un arquitecto o un maestro de obra que tiene que hacer una casa, primero ve las necesidades del cliente. Si el cliente tiene un mundo poético que es ajeno a Rafael, él no escribe. Dicho de una manera descarnada, si el planteamiento es reaccionario, Rafael no lo hace. Se excusa muy educadamente, pero no lo hace".
Son curiosas estas dos comparaciones entre el guionista y el arquitecto, y entre el director y el cliente del arquitecto, cuando siempre se había comparado al director con el arquitecto y al productor con su cliente. Como se puede observar, las relaciones entre cine , arquitectura y ciudad son variadas e inagotables.
Hace poco he encontrado en un viejo número de la estupenda revista vasca Nosferatu, una entrevista que le hizo Jesús Angulo a José Luis García Sánchez sobre Rafael Azcona, en ella este último declaraba: "El esquema de trabajo de Rafael parte siempre de saber qué tipo de historia quiere contar el director, o sea, saber qué tipo de poética debe servir. Como un arquitecto o un maestro de obra que tiene que hacer una casa, primero ve las necesidades del cliente. Si el cliente tiene un mundo poético que es ajeno a Rafael, él no escribe. Dicho de una manera descarnada, si el planteamiento es reaccionario, Rafael no lo hace. Se excusa muy educadamente, pero no lo hace".
Son curiosas estas dos comparaciones entre el guionista y el arquitecto, y entre el director y el cliente del arquitecto, cuando siempre se había comparado al director con el arquitecto y al productor con su cliente. Como se puede observar, las relaciones entre cine , arquitectura y ciudad son variadas e inagotables.
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