Cartel del FICARQ |
Ya he escrito en otras ocasiones sobre el FICARQ, el Festival Internacional de Cine y Arquitectura de Avilés, hoy he visto que en su página han puesto un enlace a un artículo anónimo titulado «Cine y arquitectura hermanadas frente a la crisis», en él su autor toma datos e ideas de mi conferencia y de lo que dije en la mesa redonda posterior, sin mencionarme (lo cual no tiene importancia) y luego cita algunos textos con mi nombre. El artículo tiene algún pequeño error (creo que Antonioni no rodó películas en Venecia) pero en general está bien y puede ser interesante, por eso lo reproduzco a continuación:
«Mientras las salas desaparecen, la arquitectura pasará a edificios más modestos», opinan cineastas y arquitectos en Avilés. El cine y la arquitectura siempre han ido de
Hay ciudades de película en títulos
incontables, desde Blade Runner a Matrix (rodada en Sidney) que han
recreado la arquitectura para convertirla en ficción. Y también hay escenarios
reales que se transforman en el cine. Por ejemplo, un clásico del cine español
como Calle Mayor, que podía ser cualquier ciudad de la época, en realidad se
rodó en Logroño, Palencia y Cuenca. Hay ciudades emblemáticas, como Venecia,
que el cine ha retratado -los arquitectos dicen que Antonioni lo hacía como
nadie-, o bien edificios conocidos que han servido de base para adosarles otros
ficticios. En este sentido, el arquitecto e investigador cinematográfico Jorge Gorostiza
reivindica también la labor de los escenógrafos y directores artísticos, como
Gil Parrondo, constructores de la ficción. En suma, cine y arquitectura no sólo
tienen incontables relaciones -hay 1.400 películas con un personaje como
arquitecto- sino que evolucionan juntos al compás de la sociedad.
Y, cómo no, la crisis también ha afectado a
ambos sectores de manera especial, según han puesto de manifiesto diversos
especialistas en Avilés. «El cine como
lo hemos conocido hasta hoy no existirá en el futuro. Cada vez
desaparecerán más salas, o se convertirán en teatros subvencionados para
eventos. Pero eso no quiere decir que muera la imagen en movimiento, que cada
vez es más barata» señala Gorostiza. Por otro lado, prosigue, la
arquitectura también se modifica con la crisis. «De las grandes construcciones o las obras estelares se está pasando ya a
edificios más modestos y a recuperar inmuebles antiguos. Pero eso no es malo,
sólo diferente».
Esta opinión también la comparte el arquitecto
y director de cine holandés Jord den Hollander, director del Festival de Cine y
Arquitectura de Rotterdam e impulsor de esta clase de certámenes en el mundo.
Para este profesional, ambas son las artes más públicas. «Cine y arquitectura son narraciones porque
detrás de cada proyecto arquitectónico hay una historia que contar».
Hollander está trabajando como arquitecto en proyectos relacionados con el
agua, desde diques a casas y hasta bibliotecas flotantes. Como director,
trabaja en una serie de televisión en la que se trata de construir
arquitecturas en base a dibujos de niños».
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