MIRAR DE OTRO MODO
La ficción le ha ganado la partida a la realidad
El cine no puede entenderse sólo desde la pasión
Entrar en la casa de un arquitecto para conversar con él no tendría mayor importancia si no fuera porque en el caso de Jorge Gorostiza (S/C de Tenerife, 1956) uno se encuentra en el vientre de una confortable creación suya. Gorostiza, que fue director de la Filmoteca Canaria, se ha dedicado desde temprano a diseccionar las relaciones entre arquitectura y cine. Póngase usted a charlar con él sobre estos dos asuntos y sus posibles desvíos y se le enfriará hasta el cortado si no se lo ha mandado de golpe. Por su calma chicha parece que no ha transcurrido tiempo alguno, pero a más de un cineasta le hubiera resultado suficiente para ver proyectada su película.
- ¿Te parece que la sociedad tiene una idea equivocada de lo que es un arquitecto?- La idea de lo que es un arquitecto no puede disociarse del modo en que se ha ido produciendo la Arquitectura. Se conocen nombres de arquitectos egipcios y romanos e incluso uno de estos últimos, Vitrubio, escribió un Tratado que influyó decisivamente en arquitectos que trabajaron muchos siglos después; sin embargo, es a partir del Renacimiento cuando se comienzan a ensalzar los edificios creados por artistas, escultores o pintores, como Miguel Ángel, Bramante, Bernini o Borromini. De esa época viene uno de los grandes errores de la profesión, considerar que el arquitecto es un artista casi divino y que por eso tiene permiso y derecho para hacer lo que le venga en gana, sin tener en cuenta a los pobres mortales que usarán sus edificaciones… No se debe olvidar que al mismo tiempo que esos artistas creaban sus magníficos edificios, había unos honrados maestros de obras, muchas veces despreciados por los propios arquitectos, que construían las viviendas de aquellos que no pertenecían al clero o la nobleza, haciendo su trabajo con eficacia, para intentar que los moradores de esas viviendas las habitaran con el mayor confort posible.
- Y centrándonos ya en España, ¿hacia dónde ha evolucionado esa idea del arquitecto en las últimas décadas?- En España, hasta mediados del siglo XX, era muy difícil acceder a las escuelas de arquitectura y había muy pocos profesionales, lo que les hacía creerse casi una casta superior. Cuando se fundaron escuelas de arquitectura en casi todas las regiones en el último tercio del siglo, se fue eliminando ese elitismo y los jóvenes arquitectos, tras el "boom" inmobiliario de los noventa y con la llegada de esta "crisis", se han tenido que dedicar a crear todo tipo de edificios e incluso objetos. Creo que esto ha sido malo para los arquitectos, porque el trabajo ha escaseado, pero muy beneficioso para la profesión en general.
- ¿Habremos perdido por el camino alguna de las dimensiones de la arquitectura?- Pienso que hoy en día se ha perdido la dimensión ética de la arquitectura que fue algo muy importante para los mejores y más concienciados arquitectos del Movimiento Moderno. Hoy algunos arquitectos han olvidado para quién construyen y sólo quieren crear el objeto más extraño posible, sin pensar en el entorno donde se va a implantar, para así asombrar a la mayor cantidad de personas y, sobre todo, para que ese objeto se publique en los diarios y, aún mejor, para que salga en televisión y así poder seguir, en un círculo vicioso, haciendo objetos cada vez más extraños e incluso inútiles.
- Tal vez sea debido a los efectos de cierta posmodernidad…- Tal vez. Pero a ese fenómeno se suma otro terrible, el denominado "efecto Guggenheim", la revitalización de una ciudad gracias a un nuevo edificio, que ha provocado que todos los rincones de nuestra geografía quieran tener una edificación de alguna "estrella" de la arquitectura, casi siempre foránea y a veces ya desfasada, creyendo que así aumentará el número de visitantes, y al mismo tiempo olvidando que en sus propias regiones hay arquitectos tan capaces o más de crear edificios notables.
- Cuando hablas de esa “inutilidad” de los objetos, ¿no estarás olvidando su importancia estética, tanto de los objetos como de los edificios?- No estoy queriendo decir que los arquitectos se deban centrar sólo en la función de los edificios, olvidando su forma. Hoy en día ya no debería tener sentido el debate entre forma y función. Es imprescindible que toda edificación cumpla con el programa al que va destinado, que "funcione". Hace muchos años Le Corbusier dijo que la vivienda tiene que ser una máquina de habitar y así debería entenderse aún hoy en día. Un edificio siempre ha de ser funcional. La Arquitectura es algo sencillo y difícil al mismo tiempo, crear vacíos, espacios, que deben estar envueltos por materia, por la mejor y más bella materia… Pero se ha olvidado algo fundamental, que la arquitectura debería cambiar, siempre para mejor, la vida de los seres humanos. Lamento muchísimo que hoy muchas veces se olvide algo fundamental: si el ser humano está en este Mundo no es para enriquecerse o ser famoso, sino tan sólo para algo tan simple como es mejorar la vida de quienes le rodean.
- Entonces tu conclusión es…- Que la Arquitectura no puede perder de vista que siempre debe estar mucho más al servicio de sus usuarios que al del propio arquitecto.
- Fijémonos en un espacio arquitectónico como el recién inaugurado TEA. ¿Cuáles son tus impresiones sobre él? ¿Tiene que ver con ese "efecto Guggenheim" que citaste antes?- Creo que es una iniciativa muy interesante. Estuve en el edificio durante la obra y los espacios interiores me parecieron espectaculares. No me invitaron a la inauguración -tampoco tenían por qué hacerlo- y aún no lo he visto acabado por dentro. Por fuera hay elementos, como las claraboyas, que no me gustan demasiado, pero la mayoría de los edificios, incluso los buenos, no son completamente perfectos, y por supuesto que el edificio es mucho mejor que los que estaban antes en ese lugar. Creo que todos esperamos mucho del equipo que lo está dirigiendo… En definitiva, estoy seguro que en este caso hemos ganado un espacio magnífico.
- ¿Algún temor por tu parte respecto al TEA?- Lo más preocupante es la posible falta de apoyo en el futuro de quienes tienen que aportar los fondos necesarios para su funcionamiento, algo fundamental para que se pueda mantener el nivel de sus exposiciones y sus actividades.
- Por cierto, el coordinador general de Cultura y Patrimonio Histórico, Cristóbal de la Rosa, ha decidido abandonar un edificio como el Cine Víctor de Santa Cruz al trasladar sus proyecciones al TEA… ¿qué te parece?- Viene a ser para mí una penosa contrapartida del TEA, el cierre del Cine Víctor, el único edificio de este tipo que estaba en activo en las Islas, porque al parecer se quería ahorrar lo que costaba el alquiler mensual de este cine, una pérdida lamentable, aunque esas películas que algunos llaman "difíciles", en Versión Original, se sigan proyectando en el TEA.
- Conociendo tu trayectoria es palpable y notorio que para ti la arquitectura y el cine tienen bastantes puntos en común, ¿no es así?- Muchísimos.
- Antes que nada, ¿admites el cine como entretenimiento?- Está muy bien que el cine sea un medio de entretenimiento, admiro a quienes hacen reír a la gente o le hacen pasar una experiencia agradable -o desagradable, a algunos les encanta pasar miedo delante de las pantallas- durante hora y media, porque el cine no puede entenderse sólo desde la pasión, pues conduce inevitablemente a la alienación del crítico y por supuesto del espectador. Cualquier manifestación artística debe afrontarse desde la razón y apoyado en la teoría, otras dos categorías importantes que desafortunadamente están muy olvidadas… El cine, sobre todo, debe ser una fuente de conocimiento, un medio para profundizar en aquellos aspectos que están lejos, física e intelectualmente, del entorno normalmente adocenado del espectador, conocer aquello que está más allá, haciendo que el público se cuestione todo. Creo recordar que fue Diderot quien dijo que el escepticismo es el primer paso hacia la verdad, o algo así. El cine incluso puede simplemente servir para aprender algo que parece tan sencillo como mirar de otro modo.
- Teniendo en cuenta ese apunte tuyo, el del cine entendido como un “mirar de otro modo”, ¿es posible que los arquitectos tengan algo que aprender de los cineastas? ¿Qué relaciones encuentras tú entre cine y arquitectura?- Los arquitectos podemos aprender de la mirada de los cineastas, incluso a movernos dentro del espacio… Pero hay muchas más relaciones, por ejemplo, cómo se ha visto en el cine -y por tanto la visión de la sociedad- a la profesión de los arquitectos y a la arquitectura. La relación entre el espacio cinematográfico y el arquitectónico, teniendo en cuenta la importancia del espacio en la arquitectura, como decía antes. Otra relación es el modo cómo desde la imagen en movimiento se ha analizado el paisaje urbano o rural real sin ser modificado por la ficción. Hay otras relaciones entre lo que se ve en la pantalla de fondo, es decir, entre el envoltorio del espacio cinematográfico y los estilos arquitectónicos. También se puede analizar la escenografía de las películas en relación con el futuro de la Arquitectura, como acabo de hacer en una conferencia y un artículo… Las relaciones son muchas y afortunadamente cada vez hay más profesionales que las estudian, como lo demuestra que hasta hace unos meses se publicase en España la primera y única revista dedicada a estudiar estas relaciones, titulada La ventana indiscreta y editada por dos profesores de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid.
- ¿Pero no se da conflicto entre realidad y ficción, teniendo en cuenta que de cine y arquitectura hablamos?- Es más, exagerando se podría decir que la ficción le ha ganado la partida a la realidad… Los casinos y los parques temáticos son diseñados por escenógrafos teatrales y cinematográficos, y muchos de estos últimos están inspirados en las películas, se reproduce la realidad -como en el caso de las Cuevas de Altamira y otros espacios naturales-, los turistas quieren vivir en hoteles y poblados que copian las imágenes arquetípicas que hemos visto en las pantallas… Hasta ahora todo esto ha tenido poco interés arquitectónico, porque los arquitectos no le hemos dado importancia y en muchos casos lo hemos despreciado, sin tener en cuenta que debemos estudiarlo porque es una onda imparable contra la que no se puede luchar y lo que se debe hacer es mejorarla, pero esta otra realidad -y aquí se podría hablar de ese fascinante fenómeno llamado Second Life- está cada vez más transitada por los jóvenes profesionales y afortunadamente ya hay quienes no sólo realizan estupendas creaciones en mundos virtuales, sino que además ganan dinero con su trabajo.
- ¿Hasta qué punto todo lo novedoso es interesante y bueno?- Tampoco debe alabarse lo nuevo sólo por ser nuevo, siempre hay que ser crítico y discernir entre lo bueno y lo malo, sin permitir la fascinación ciega por la novedad.
- ¿Y cómo vives a tu edad todas estas revoluciones tecnológicas y lo que conlleva?- Cuando se tienen más de cincuenta años, como yo, me preocupa alejarme de toda esta fantástica explosión de imaginación y no hacer el esfuerzo de comprenderla, creer que no tiene interés. Creo que estar actualizándose constantemente es un enorme trabajo, pero imprescindible y, al mismo tiempo, no se puede olvidar que también es imprescindible seguir investigando en el pasado… Para los que empezamos tomando notas en las proyecciones de los cines es casi increíble pensar que hoy podemos estar delante de una pantalla de ordenador con dos "ventanas" abiertas, en una con la película que estamos analizando y en la otra con el texto que estamos escribiendo.
- ¿Tienes en tu imaginario arquitectos y cineastas preferidos?- Admiro a muchos, pero más que a ellos me interesan sus creaciones. Pienso que no hay arquitectos o cineastas cuya obra sea perfecta en su totalidad. Admiro a quienes son conscientes y cuidadosos en su trabajo, a los que luchan por defender sus propuestas, cuando no son arbitrarias, aunque después no logren hacer una edificación o una película totalmente perfecta. Me interesa mucho esta generación actual que ha crecido con los nuevos medios y que con un inmenso talento está desarrollando un trabajo nunca visto, muchas veces gracias precisamente a usar como instrumentos esos medios.
- Quizás sea tu labor de documentalista la más desconocida, en el sentido de que al publicar en revistas especializadas no resulte nada fácil su acceso, aparte de su dispersión…- El problema de quienes escribimos sobre varios temas es que lo editado, por ejemplo en una revista de arquitectura, no lo suelen leer investigadores cinematográficos y viceversa. Por eso es bueno que haya publicaciones, ya sea en papel como mi último libro La profundidad de la pantalla o en la Red, que recopilen artículos dispersos… Precisamente por eso tengo un blog, http://cinearquitecturaciudad.blogspot.com/, en el que, sobre todo, estoy incluyendo artículos que están publicados en varios medios, para que sean accesibles a quienes investigan sobre las relaciones entre el cine, la arquitectura y la ciudad.
- Una cuestión obligada, puesto que de 2000 a 2005 fuiste director de la Filmoteca Canaria: ¿con qué te encontraste y en qué se centraron tus directrices?- Cuando me nombró el entonces Director General de Cultura Juan Antonio Díaz Almeida, ya habían desarrollado una gran labor los anteriores directores, Aurelio Carnero, Claudio Utrera y Andrés Koppel, a veces luchando con presupuestos muy bajos. Una filmoteca es un centro con tres funciones principales: Recuperar, Conservar y Difundir, y en ese sentido se desarrolló el trabajo. No soy quién para juzgar lo que se hizo, pero sí te puedo decir que con sólo cinco personas que entonces estábamos en la filmoteca, se logró mucho… Se recuperaron películas rodadas en Canarias, se organizaron ciclos de cine y con cada uno de los cuales comenzó a publicarse la colección de libros Cuadernos de la Filmoteca, de los que llegaron a editarse veintiún títulos y en los que se dio oportunidad de escribir por primera vez a muchos investigadores canarios jóvenes. También se editaron los libros, Intérpretes europeos del cine mudo (2002), el catálogo Rodajes en Canarias (1896-1950) (2003) y Yaiza Borges, aventura y utopía (2004), un grupo de gente a los que, como sabes, todos los aficionados al cine en Canarias les debemos muchísimo. Afortunadamente hoy la Filmoteca Canaria aún sigue existiendo -se llegó a decir que la iban a cerrar y mandar sus fondos a otros archivos- y haciendo su labor.
- ¿Se te ocurre dónde ubicar definitivamente la Filmoteca Canaria?- Me consta que todos los directores que hemos pasado por la Filmoteca, así como su actual responsable, hemos estudiado muchas alternativas, sin que se haya podido llegar a una solución. En estos momentos en que se recortan todos los presupuestos por la situación económica, será aún más difícil.
La ficción le ha ganado la partida a la realidad
El cine no puede entenderse sólo desde la pasión
Entrar en la casa de un arquitecto para conversar con él no tendría mayor importancia si no fuera porque en el caso de Jorge Gorostiza (S/C de Tenerife, 1956) uno se encuentra en el vientre de una confortable creación suya. Gorostiza, que fue director de la Filmoteca Canaria, se ha dedicado desde temprano a diseccionar las relaciones entre arquitectura y cine. Póngase usted a charlar con él sobre estos dos asuntos y sus posibles desvíos y se le enfriará hasta el cortado si no se lo ha mandado de golpe. Por su calma chicha parece que no ha transcurrido tiempo alguno, pero a más de un cineasta le hubiera resultado suficiente para ver proyectada su película.
- ¿Te parece que la sociedad tiene una idea equivocada de lo que es un arquitecto?- La idea de lo que es un arquitecto no puede disociarse del modo en que se ha ido produciendo la Arquitectura. Se conocen nombres de arquitectos egipcios y romanos e incluso uno de estos últimos, Vitrubio, escribió un Tratado que influyó decisivamente en arquitectos que trabajaron muchos siglos después; sin embargo, es a partir del Renacimiento cuando se comienzan a ensalzar los edificios creados por artistas, escultores o pintores, como Miguel Ángel, Bramante, Bernini o Borromini. De esa época viene uno de los grandes errores de la profesión, considerar que el arquitecto es un artista casi divino y que por eso tiene permiso y derecho para hacer lo que le venga en gana, sin tener en cuenta a los pobres mortales que usarán sus edificaciones… No se debe olvidar que al mismo tiempo que esos artistas creaban sus magníficos edificios, había unos honrados maestros de obras, muchas veces despreciados por los propios arquitectos, que construían las viviendas de aquellos que no pertenecían al clero o la nobleza, haciendo su trabajo con eficacia, para intentar que los moradores de esas viviendas las habitaran con el mayor confort posible.
- Y centrándonos ya en España, ¿hacia dónde ha evolucionado esa idea del arquitecto en las últimas décadas?- En España, hasta mediados del siglo XX, era muy difícil acceder a las escuelas de arquitectura y había muy pocos profesionales, lo que les hacía creerse casi una casta superior. Cuando se fundaron escuelas de arquitectura en casi todas las regiones en el último tercio del siglo, se fue eliminando ese elitismo y los jóvenes arquitectos, tras el "boom" inmobiliario de los noventa y con la llegada de esta "crisis", se han tenido que dedicar a crear todo tipo de edificios e incluso objetos. Creo que esto ha sido malo para los arquitectos, porque el trabajo ha escaseado, pero muy beneficioso para la profesión en general.
- ¿Habremos perdido por el camino alguna de las dimensiones de la arquitectura?- Pienso que hoy en día se ha perdido la dimensión ética de la arquitectura que fue algo muy importante para los mejores y más concienciados arquitectos del Movimiento Moderno. Hoy algunos arquitectos han olvidado para quién construyen y sólo quieren crear el objeto más extraño posible, sin pensar en el entorno donde se va a implantar, para así asombrar a la mayor cantidad de personas y, sobre todo, para que ese objeto se publique en los diarios y, aún mejor, para que salga en televisión y así poder seguir, en un círculo vicioso, haciendo objetos cada vez más extraños e incluso inútiles.
- Tal vez sea debido a los efectos de cierta posmodernidad…- Tal vez. Pero a ese fenómeno se suma otro terrible, el denominado "efecto Guggenheim", la revitalización de una ciudad gracias a un nuevo edificio, que ha provocado que todos los rincones de nuestra geografía quieran tener una edificación de alguna "estrella" de la arquitectura, casi siempre foránea y a veces ya desfasada, creyendo que así aumentará el número de visitantes, y al mismo tiempo olvidando que en sus propias regiones hay arquitectos tan capaces o más de crear edificios notables.
- Cuando hablas de esa “inutilidad” de los objetos, ¿no estarás olvidando su importancia estética, tanto de los objetos como de los edificios?- No estoy queriendo decir que los arquitectos se deban centrar sólo en la función de los edificios, olvidando su forma. Hoy en día ya no debería tener sentido el debate entre forma y función. Es imprescindible que toda edificación cumpla con el programa al que va destinado, que "funcione". Hace muchos años Le Corbusier dijo que la vivienda tiene que ser una máquina de habitar y así debería entenderse aún hoy en día. Un edificio siempre ha de ser funcional. La Arquitectura es algo sencillo y difícil al mismo tiempo, crear vacíos, espacios, que deben estar envueltos por materia, por la mejor y más bella materia… Pero se ha olvidado algo fundamental, que la arquitectura debería cambiar, siempre para mejor, la vida de los seres humanos. Lamento muchísimo que hoy muchas veces se olvide algo fundamental: si el ser humano está en este Mundo no es para enriquecerse o ser famoso, sino tan sólo para algo tan simple como es mejorar la vida de quienes le rodean.
- Entonces tu conclusión es…- Que la Arquitectura no puede perder de vista que siempre debe estar mucho más al servicio de sus usuarios que al del propio arquitecto.
- Fijémonos en un espacio arquitectónico como el recién inaugurado TEA. ¿Cuáles son tus impresiones sobre él? ¿Tiene que ver con ese "efecto Guggenheim" que citaste antes?- Creo que es una iniciativa muy interesante. Estuve en el edificio durante la obra y los espacios interiores me parecieron espectaculares. No me invitaron a la inauguración -tampoco tenían por qué hacerlo- y aún no lo he visto acabado por dentro. Por fuera hay elementos, como las claraboyas, que no me gustan demasiado, pero la mayoría de los edificios, incluso los buenos, no son completamente perfectos, y por supuesto que el edificio es mucho mejor que los que estaban antes en ese lugar. Creo que todos esperamos mucho del equipo que lo está dirigiendo… En definitiva, estoy seguro que en este caso hemos ganado un espacio magnífico.
- ¿Algún temor por tu parte respecto al TEA?- Lo más preocupante es la posible falta de apoyo en el futuro de quienes tienen que aportar los fondos necesarios para su funcionamiento, algo fundamental para que se pueda mantener el nivel de sus exposiciones y sus actividades.
- Por cierto, el coordinador general de Cultura y Patrimonio Histórico, Cristóbal de la Rosa, ha decidido abandonar un edificio como el Cine Víctor de Santa Cruz al trasladar sus proyecciones al TEA… ¿qué te parece?- Viene a ser para mí una penosa contrapartida del TEA, el cierre del Cine Víctor, el único edificio de este tipo que estaba en activo en las Islas, porque al parecer se quería ahorrar lo que costaba el alquiler mensual de este cine, una pérdida lamentable, aunque esas películas que algunos llaman "difíciles", en Versión Original, se sigan proyectando en el TEA.
- Conociendo tu trayectoria es palpable y notorio que para ti la arquitectura y el cine tienen bastantes puntos en común, ¿no es así?- Muchísimos.
- Antes que nada, ¿admites el cine como entretenimiento?- Está muy bien que el cine sea un medio de entretenimiento, admiro a quienes hacen reír a la gente o le hacen pasar una experiencia agradable -o desagradable, a algunos les encanta pasar miedo delante de las pantallas- durante hora y media, porque el cine no puede entenderse sólo desde la pasión, pues conduce inevitablemente a la alienación del crítico y por supuesto del espectador. Cualquier manifestación artística debe afrontarse desde la razón y apoyado en la teoría, otras dos categorías importantes que desafortunadamente están muy olvidadas… El cine, sobre todo, debe ser una fuente de conocimiento, un medio para profundizar en aquellos aspectos que están lejos, física e intelectualmente, del entorno normalmente adocenado del espectador, conocer aquello que está más allá, haciendo que el público se cuestione todo. Creo recordar que fue Diderot quien dijo que el escepticismo es el primer paso hacia la verdad, o algo así. El cine incluso puede simplemente servir para aprender algo que parece tan sencillo como mirar de otro modo.
- Teniendo en cuenta ese apunte tuyo, el del cine entendido como un “mirar de otro modo”, ¿es posible que los arquitectos tengan algo que aprender de los cineastas? ¿Qué relaciones encuentras tú entre cine y arquitectura?- Los arquitectos podemos aprender de la mirada de los cineastas, incluso a movernos dentro del espacio… Pero hay muchas más relaciones, por ejemplo, cómo se ha visto en el cine -y por tanto la visión de la sociedad- a la profesión de los arquitectos y a la arquitectura. La relación entre el espacio cinematográfico y el arquitectónico, teniendo en cuenta la importancia del espacio en la arquitectura, como decía antes. Otra relación es el modo cómo desde la imagen en movimiento se ha analizado el paisaje urbano o rural real sin ser modificado por la ficción. Hay otras relaciones entre lo que se ve en la pantalla de fondo, es decir, entre el envoltorio del espacio cinematográfico y los estilos arquitectónicos. También se puede analizar la escenografía de las películas en relación con el futuro de la Arquitectura, como acabo de hacer en una conferencia y un artículo… Las relaciones son muchas y afortunadamente cada vez hay más profesionales que las estudian, como lo demuestra que hasta hace unos meses se publicase en España la primera y única revista dedicada a estudiar estas relaciones, titulada La ventana indiscreta y editada por dos profesores de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid.
- ¿Pero no se da conflicto entre realidad y ficción, teniendo en cuenta que de cine y arquitectura hablamos?- Es más, exagerando se podría decir que la ficción le ha ganado la partida a la realidad… Los casinos y los parques temáticos son diseñados por escenógrafos teatrales y cinematográficos, y muchos de estos últimos están inspirados en las películas, se reproduce la realidad -como en el caso de las Cuevas de Altamira y otros espacios naturales-, los turistas quieren vivir en hoteles y poblados que copian las imágenes arquetípicas que hemos visto en las pantallas… Hasta ahora todo esto ha tenido poco interés arquitectónico, porque los arquitectos no le hemos dado importancia y en muchos casos lo hemos despreciado, sin tener en cuenta que debemos estudiarlo porque es una onda imparable contra la que no se puede luchar y lo que se debe hacer es mejorarla, pero esta otra realidad -y aquí se podría hablar de ese fascinante fenómeno llamado Second Life- está cada vez más transitada por los jóvenes profesionales y afortunadamente ya hay quienes no sólo realizan estupendas creaciones en mundos virtuales, sino que además ganan dinero con su trabajo.
- ¿Hasta qué punto todo lo novedoso es interesante y bueno?- Tampoco debe alabarse lo nuevo sólo por ser nuevo, siempre hay que ser crítico y discernir entre lo bueno y lo malo, sin permitir la fascinación ciega por la novedad.
- ¿Y cómo vives a tu edad todas estas revoluciones tecnológicas y lo que conlleva?- Cuando se tienen más de cincuenta años, como yo, me preocupa alejarme de toda esta fantástica explosión de imaginación y no hacer el esfuerzo de comprenderla, creer que no tiene interés. Creo que estar actualizándose constantemente es un enorme trabajo, pero imprescindible y, al mismo tiempo, no se puede olvidar que también es imprescindible seguir investigando en el pasado… Para los que empezamos tomando notas en las proyecciones de los cines es casi increíble pensar que hoy podemos estar delante de una pantalla de ordenador con dos "ventanas" abiertas, en una con la película que estamos analizando y en la otra con el texto que estamos escribiendo.
- ¿Tienes en tu imaginario arquitectos y cineastas preferidos?- Admiro a muchos, pero más que a ellos me interesan sus creaciones. Pienso que no hay arquitectos o cineastas cuya obra sea perfecta en su totalidad. Admiro a quienes son conscientes y cuidadosos en su trabajo, a los que luchan por defender sus propuestas, cuando no son arbitrarias, aunque después no logren hacer una edificación o una película totalmente perfecta. Me interesa mucho esta generación actual que ha crecido con los nuevos medios y que con un inmenso talento está desarrollando un trabajo nunca visto, muchas veces gracias precisamente a usar como instrumentos esos medios.
- Quizás sea tu labor de documentalista la más desconocida, en el sentido de que al publicar en revistas especializadas no resulte nada fácil su acceso, aparte de su dispersión…- El problema de quienes escribimos sobre varios temas es que lo editado, por ejemplo en una revista de arquitectura, no lo suelen leer investigadores cinematográficos y viceversa. Por eso es bueno que haya publicaciones, ya sea en papel como mi último libro La profundidad de la pantalla o en la Red, que recopilen artículos dispersos… Precisamente por eso tengo un blog, http://cinearquitecturaciudad.blogspot.com/, en el que, sobre todo, estoy incluyendo artículos que están publicados en varios medios, para que sean accesibles a quienes investigan sobre las relaciones entre el cine, la arquitectura y la ciudad.
- Una cuestión obligada, puesto que de 2000 a 2005 fuiste director de la Filmoteca Canaria: ¿con qué te encontraste y en qué se centraron tus directrices?- Cuando me nombró el entonces Director General de Cultura Juan Antonio Díaz Almeida, ya habían desarrollado una gran labor los anteriores directores, Aurelio Carnero, Claudio Utrera y Andrés Koppel, a veces luchando con presupuestos muy bajos. Una filmoteca es un centro con tres funciones principales: Recuperar, Conservar y Difundir, y en ese sentido se desarrolló el trabajo. No soy quién para juzgar lo que se hizo, pero sí te puedo decir que con sólo cinco personas que entonces estábamos en la filmoteca, se logró mucho… Se recuperaron películas rodadas en Canarias, se organizaron ciclos de cine y con cada uno de los cuales comenzó a publicarse la colección de libros Cuadernos de la Filmoteca, de los que llegaron a editarse veintiún títulos y en los que se dio oportunidad de escribir por primera vez a muchos investigadores canarios jóvenes. También se editaron los libros, Intérpretes europeos del cine mudo (2002), el catálogo Rodajes en Canarias (1896-1950) (2003) y Yaiza Borges, aventura y utopía (2004), un grupo de gente a los que, como sabes, todos los aficionados al cine en Canarias les debemos muchísimo. Afortunadamente hoy la Filmoteca Canaria aún sigue existiendo -se llegó a decir que la iban a cerrar y mandar sus fondos a otros archivos- y haciendo su labor.
- ¿Se te ocurre dónde ubicar definitivamente la Filmoteca Canaria?- Me consta que todos los directores que hemos pasado por la Filmoteca, así como su actual responsable, hemos estudiado muchas alternativas, sin que se haya podido llegar a una solución. En estos momentos en que se recortan todos los presupuestos por la situación económica, será aún más difícil.
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