![]() |
| ECAM, 17 de octubre, con Benjamín Fernández, Félix Murcia y Josep Rosell. |
En esa presentación hablé de algunos aspectos que pueden ser interesantes. Después de los agradecimientos y mencionar lo importante que era para mí estar rodeado de grandes profesionales y amigos, expresé mis temores ante dos actitudes actuales, que considero "enfermedades", la primera es el Adanismo que está perfectamente definida por la RAE como «Hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente», esto es algo que sucede cada vez más, sobre todo, a políticos, artistas y otros profesionales, casi siempre jóvenes, creyendo no necesitar lo sucedido antes que empezaran a trabajar, porque no quieren "contaminarse" siendo autosuficientes, creyendo dominar todos los conocimientos, al mismo tiempo despreciando el excelente trabajo que han realizado muchos otros antes de ellos.
La otra "enfermedad" es el Edadismo, definida también por la RAE como «Discriminación por razón de edad, especialmente de las personas mayores o ancianas», propia de los jóvenes y que sumada a la anterior se han convertido en uno de los peores síntomas de esta sociedad actual.
Lo cierto es que en muchas ocasiones estos problemas están provocados por los profesores de los jóvenes, que a veces también desconocen cuáles fueron las importantísimas trayectorias profesionales de sus antecesores. En esta jornada un notable director artístico --todavía joven--, comentó que había asistido a una conferencia de un gran maestro español de la escenografía cinematográfica y salió decepcionado, porque no le explicó cómo había realizado sus trabajos, lo que es lógico, porque esa no era la función de la conferencia, sino la del programa de una escuela.
Es comprensible los alumnos quieran aprender fórmulas para ejercer su trabajo al salir de las escuelas, que les interese más la práctica que la teoría, pero lo que no comprenden es que no puede existir la primera sin la segunda.
Hace muchos años oí a José Luis Borau que lo más importante para aprender a hacer cine era ver películas, por supuesto, con un espíritu crítico.
Que un alumno de escenografía cinematográfica no sepa quienes fueron y qué hicieron analizando su obra, entre otros muchos, Gibbons, Trauner, Alarcón y Bürmann, es como si un alumno de dirección no conociera a Ford, Ozu, Berlanga y Saura.
Afortunadamente desde el libro Directores artísticos del cine español, publicado en 1997, se han ido publicando otros trabajos que han dado a conocer el estupendo trabajo de los profesionales españoles, incluso tesis doctorales como las escritas por María Encarnación Palazón Campillo en 2015, sobre Félix Murcia; la de Puerto Collado en 2022, sobre Benjamín Fernández: y hoy acabo de tener noticias de otra, sobre Antxón Gómez, escrita por Ruth Barranco el año pasado, todas ellas sin haberse editado aun en papel.
Lo importante es que estas distinciones concedidas por la AEDAA no sirvan solo para premiar una labor importantísima, sino que además, funcionen como un acicate para que se conozca y analice la obra de estos maestros.
Para terminar, no se puede olvidar la ignorancia que todavía se tiene del trabajo fundamental que lleva a cabo esta profesión. En el último número de la revista Fotogramas, el de octubre de este año, se publica una entrevista que le hace Juan Antonio Bayona a Guillermo del Toro, el primero dice: «Una cosa que aprendí de ti es que cuando se dice que la fotografía es buena, en realidad están hablando del diseño de producción» y Del Toro responde: "Y cuando dices que el vestuario es bueno, están hablando de la fotografía".
La AEDAA lleva poco tiempo funcionando, pero ya está afrontando estos problemas con seriedad, inteligencia y determinación.








.jpg)

.jpg)





.jpg)

