28 enero 2025

Un piso burgués según "Les épingles"

Les éplinges es una película producida por Gaumont en 1913, protagonizada y al parecer dirigida por Léonce Perret, que dura alrededor de catorce minutos y puede encontrarse aquíSu título puede traducirse como Los alfileres y se refiere a las varillas puntiagudas de metal, que usaban las señoras para sujetarse los sombreros en el pelo, e hecho, la película también tuvo el título À propos d'épingles à chapeu (Acerca de los alfileres para sombreros). Toda ella se desarrolla en dos habitaciones y un pasillo de un piso burgués y en una secuencia, en la escalera común del edificio. Escribo sobre ella precisamente por la supuesta distribución interior de esa vivienda. 
Léonce va a entrar en el dormitorio. 
La acción comienza en el dormitorio donde Renée (la actriz Suzanne Grandais) está cosiendo sentada en un sillón, entra Leónce (Léonce Perret), su marido, que le trae como regalo un protector para la punta de uno de sus alfileres, a ella no le gusta, pero él le enseña la noticia de un periódico que dice: «A raíz del decreto de hoy, el Señor Prefecto de Policía acaba de prohibir en la vía pública, el uso de alfileres de sombrero que no estén provistos de protectores de puntas», ella tira el periódico de un manotazo, porque sigue sin querer el protector 
--no se sabe muy bien por qué-- y sale indignada de la habitación, cerando la puerta en las narices de su esposo, que se queda asombrado por su reacción.
El comedor en la siguiente secuencia.
La siguiente secuencia se desarrolla en el comedor, la mujer va a salir y ha sujetado su sombrero con alfileres, pero sin protector, cuando ella hace un movimiento con la cabeza, el marido finge que le ha herido gravemente en el ojo; entonces la empleada doméstica (Valentine Petit) y la esposa lo llevan al dormitorio, que se ha visto antes, y mandan a la mucama a un piso inferior, donde vive el doctor Keppenson (Émile Keppens), para que lo traiga. Éste sube y entra en el dormitorio, donde en un momento que se ha quedado solo con Léonce, éste le cuenta que su herida es falsa; cuando vuelve Renée, el doctor la hace salir de la habitación, argumentando que debe quedarse solo con el enfermo.
Renée en el distribuidor mirando por el ojo
de la cerradura de la puerta del dormitorio.
En un pasillo por fuera del dormitorio, ella mira por el ojo de la cerradura y ve a los hombres riéndose, por lo que va al comedor y finge que se ha caído hiriéndose en una rodilla, y también la llevan al dormitorio; cuando el protagonista sale, ella le cuenta al médico su farsa. Finalmente el matrimonio se queda solo en la habitación y todo se aclara, pero la mujer obliga al protagonista a que se arrodille delante de ella y le bese el pie, como muestra de su arrepentimiento. El último plano sucede otra vez en el pasillo por fuera del dormitorio, cuando la empledada doméstica vuelve y no se atreve a entrar al dormitorio por lo que oye a través de esa misma puerta.
Es interesante conocer la distribución de la casa y la posición de las estancias, siempre según los movimientos de los personajes. La habitación donde se desarrolla la mayoría del argumento es el dormitorio, en el que puede verse una cama y al fondo una cristalera con una puerta de dos hojas, a través de la que al principio entra Léonce por la derecha, vestido con un abrigo y sombrero, por lo que viene de la calle, por esa cristalera sale Renée, tras conversar con su marido. La siguiente secuencia sucede en un comedor que tiene su acceso por la derecha del encuadre, por donde llega la mujer y se llevan al marido supuestamente herido, entrando en el dormitorio por la izquierda del encuadre; la mucama sale de ese cuarto por el fondo pero va hacia la izquierda donde debe estar la puerta de entrada a la vivienda, contradiciendo la posición del marido al principio, y el lugar por el que accede con el médico, quien acompaña a la protagonista para que salga por la izquierda del enciadre a una habitación intermedia, un distribuidor o un pasillo, que no se había visto antes, por una puerta a través de la que ella ve que todo es mentira; y vuelve a entrar por la derecha al comedor, donde urde su farsa. La acción se traslada de nuevo al dormitorio al que acceden por la izquierda, el protagonista envía a la mucama a traer algo y ella hace el mismo recorrido que cuando fue a buscar al médico, quien a su vez envía al marido también a traer algo y éste sale por la derecha, volviendo con una palangana con agua, por lo que en ese sitio puede haber un cuarto de baño o podría ser también la cocina, pero no parece lógico que estuviera al lado del dormitorio, lo que se confirma cuando llega la mucama con un jarro y el protagonista le indica que vaya a llenarlo saliendo por ese lado de la habitación, cuando ella regresa, el marido le da la receta que ha hecho el médico y ella sale hacia el comedor.
Esquema con la distribución de la vivienda
1.- Entrada del marido desde la calle al principio de la película.
2.-Salida de la empleada doméstica y entrada de ella con el doctor
3.- Distribuidor intermedio o pasillo, desde el que la mujer mira a través del ojo de la cerradura
y donde al final la empleada no se atreve a acceder al dormitorio.
(esquema: Jorge Gorostiza)
Por cierto, una receta muy particular en la que al marido se le recomienda «Poner una venda a la rodilla herida. Baños de pies con cocaína» y a la mujer «Colocar una rodillera en el ojo izquierdo. Loción de mostaza».
Esta distribución tiene dos incongruencias, la primera la dirección hacia la que se va desde detrás de la cristalera del dormitorio, hacia la puerta de entrada, que va variando según va avanzando la acción, primero desde la derecha, por donde entra Léonce, después a la izquierda, por donde se va la empleada de hogar y vuelve con Keppenson, y por último, cuando por fin se va el médico, directamente por la izquierda, por el lugar donde está el comedor y sin llegar a atravesar la puerta de la cristalera .
Vista imposible de Renée a través de la 
cerradura, porque ella está en el lateral 
de esa habitación y la ve desde el frente,
donde está situada la cámara.
La segunda incongruencia espacial se produce cuando la esposa mira por el ojo de la cerradura de la puerta del dormitorio, porque en vez de ver a los personajes desde un punto de vista lateral, desde el distribuidor donde está ella, los dos hombres se ven del mismo modo que se han mostrado antes, desde delante, frontalmente, donde está situada la cámara en todos los planos en los que se desarrollan acciones dentro de esa habitación.
Estas incongruencias no son graves, ni perjudican al argumento, e incluso es posible que los espectadores no las apreciaran, pero son interesantes para comprobar cómo se concbía y construia en los primeros años del cine el espacio cinematográfico, muy parecido entonces al espacio escenográfico teatral.

Los esposos besándose ocultos.
La película, además de las consideraciones espaciales mencionadas, tiene otros aspectos curiosos, por ejemplo, en la primera secuencia el protagonista va a besar a su mujer, pero ella mira hacia la cámara, a los espectadores, rompiendo la "cuarta pared", y se niega, él también mira a la cámara y entonces coge una carpeta negra, que está encima de un escritorio y la coloca entre ellos y la cámara de forma que oculte sus cabezas, suponiendo que así pueden besarse sin escandalizar al público.
 
El otro aspecto singular se desarrolla en la última secuencia, cuando la empleada del hogar, cargada con los medicamentos recetados por el médico, vendas y otros enseres, antes de entrar al dormitorio, donde está el cariñoso matrimonio, toca su puerta, oye algo, pone cara de asombro, acerca la oreja a la madera y lo que percibe aumenta su perplejidad, al mismo tiempo que la escandaliza. Una secuencia que se anticipa a otras con puertas también cerradas en películas dirigidas por Lubitsch. Recuérdese que alguien llegó a decir que este director insinuaba más con una puerta cerrada que otros con una bragueta abierta.
El asombro de la empleada por lo que ha oído detrás de la puerta. 


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