12 junio 2009

Saarinen y Spielberg



La arquitecta Rosa Solaz me envió una pequeña parte de un trabajo que hizo para el doctorado sobre el edificio de la terminal de la TWA en el aeropuerto de Nueva York proyectada por Eero Saarinen. Me pareció interesante y, como me gustaría que este blog sea un lugar de participación colectiva y de debate, lo incluyo, siento no poder reproducir el elegante diseño con el que me lo mandó Rosa.

Un encuentro inesperado en el análisis que nos ocupa, surge de una mirada casual al cine reciente. Una resonancia entre dos artes aparentemente distantes, pero al mismo tiempo inevitablemente implicadas en la (re)configuración de entornos y la constitución –o no-, de diferentes realidades.
En 2002, Steven Spielberg rodó Catch Me If You Can, protagonizada por Leonardo Di Caprio y basada en la historia real de Frank W. Abagnale, que se hará pasar por médico, abogado y copiloto en una de las principales compañías aéreas, antes de haber cumplido los 21, convirtiéndose en un auténtico maestro del engaño y falsificador de millones de dólares.
Trailer
A lo largo de la narración, la terminal TWA se muestra en dos ocasiones puntuales, y su inclusión en la película sirve tanto para contextualizar los hechos en tiempo y lugar, como probablemente, para contribuir a la caracterización de la historia y los personajes: el hall como lugar de relación y encuentro; o el túnel como camino o transición entre dos realidades diferentes.
Pero quizá podamos también realizar estas otras lecturas:
Parte 4/13, minutos 6.30-7.10.
Llegada desde la zona de hangares hasta el vestíbulo de recepción,
EL HALL ...o un paseo a través de la arquitectura sinuosa del vestíbulo principal, en torno a formas envolventes y sensuales
...como la sonrisa de Leo
Parte 13/13, minutos 2.13-3.55.
Escena final a través del túnel de embarque,
EL TÚNEL... o cómo el cine nos cuenta que el trayecto desde el vestíbulo principal hasta la zona de embarque es de pendiente curva, y mide algo más de un minuto.
The End

En 2001 la Terminal quedó fuera de servicio, cuando la Trans World Airlines fue adquirida por American Airlines. A final del 2005, Blue Jet adquirió las instalaciones.
Más de cuarenta años después de haber sido construido, el edificio ha quedado obsoleto, y no está a la altura de la función que hoy debe cumplir.
Los gloriosos días de vuelo se esfumaron hace mucho, y el espacio orgánico de Eero Saarinen no es ahora compatible con los detectores de metales; ni tampoco el aura de la alfombra roja con que fue concebido es acorde con la era de los viajes masivos.
Es por ello que en un momento se pensó que la obra de Saarinen iba a ser demolida. Hoy el destino de la terminal es casi incierto. Considerada inadecuada para satisfacer las necesidades aeroportuarias actuales, ha dejado de ser empleada para su propósito original y, ocasionalmente, alberga exposiciones temporales.
Los admiradores de esta arquitectura, y de la fuerza del resto de la obra de Saarinen, preferimos pensar en otro final alternativo: TO BE CONTINUED…

1 comentario:

edgar dijo...

pues es una lastima es un super-edificiaco

http://www.edgargonzalez.com/2006/11/22/a-move-to-make-a-silent-air-terminal-hum-again-new-york-times/

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