16 noviembre 2019

En construcción. Un diálogo


Hacía muchos años que no veía En construcción, dirigida por José Luis Guerín, y tuve que hacerlo, porque la he incluido en un libro que he escrito, Construcciones filmadas: 50 películas esenciales sobre arquitectura, con una recopilación de cincuenta películas sobre arquitectura, que acaba de editar la UOC. No hace falta insistir aquí en que la película es estupenda, ni en sus virtudes, solo voy a publicar un diálogo que he transcrito con dificultad y que se desarrolla, durante cerca de cinco minutos, entre el encargado de la obra y un ferrallista, sentados delante de una mesa hecha con tablas, colocada sobre un forjado, aun sin cerramiento y viéndose detrás de ellos la iglesia románica de Sant Pau del Camp, mientras comen, hablan y comentan la película Tierra de faraones que en unas secuencias anteriores se ha visto en varios televisores a través de ventanas abiertas de casas del Raval. El diálogo es el siguiente:
El encargado y el ferrallista
Encargado - Te esmeras en todo el asunto y luego te plantan ahí una pared por medio y lo que nosotros hemos hecho no se ve. 
Ferrallista - El trabajo queda oculto, pero sabes que está ahí.
E. - Es igual que una persona... que el alma va por dentro, es casi un secreto, y el alma de una estructura está escondida.
F. - Ves lo bonito, pero no ves lo interior. El hacer una estructura es muy simple y hacer los techos es muy simple, esto (señala a la iglesia) es mucho más laborioso, está demostrándote que por mucha calidad que le pongas aquí, por mucho que lo aseguren, esto no va a ser tan imperecedero como eso por ejemplo.
E. - Yo siempre me he dado cuenta de una cosa, la Sagrada Familia puede echar todo el tiempo que quiera haciéndola ¿Por qué? Porque Jesucristo no tiene prisa de que se la terminen pronto, la pareja que tiene ganas de casarse, quisiera que le dieran la llave del piso al otro día de hacer la proposición y tener la idea de casarse, por tanto esto tenemos que hacerlo pronto que aquí han comprado cuarenta mil parejas estos pisos.
F. - Pero me refiero a que ahora la construcción es más simple que antes. Las personas que hicieron eso tenían que ser muy inteligentes.
E. - Pero ¿Sabes cuánto costaría hacer esa piedra hoy? 
F. - No creo que nadie se atreviera.
E. - Pues aquella piedra de arriba con los dos arcos para hacerla un picapedrero a golpes de escarpa y maceta, pues se llevaría a lo mejor una semana. A la mano del hombre no llega nada.
Piedra a la que se refiere el encargado
F. - Algún misterio tiene que haber que queda fuera de la cárcel esta.
E. - Esto lo que tiene es eso, que la piedra natural no tiene envejecimiento, es el único secreto y que está muy bien puesta.
F. - Eso no lleva nada, tiene que tener un misterio.
E. - Eso es una obra de otro tiempo, entonces había todo el tiempo del mundo, pescaban a los presos y los metían ahí.
F. - ¿Pero cómo subían esos bloques tan grandes?
E. - ¿Esos bloques? Como siempre se han subido, con carriolas y ¿cómo hacíamos bloques como este? Con un maquinillo de aquellos.
F. - Pero tú imagínate lo que es levantar una pirámide de esas con esas moles ¿Qué sistema deberían tener? Es que eso una cosa que si la ves montar hoy...
E. - Las pirámides, con una carriola y una cuerda y subían la piedra, el otro la estaba esperando allí, la cogía, la apoyaba y soltaba el gancho entonces.
F. - ¿Pero eran piezas cortadas ya?
E. - Todas son cortadas, todas eran igual que tú tienes ahí cortado cada hierro, que tienes que poner en el capitel, las piedras eran todas cortadas, porque ya estaba todo diseñado y era cada piedra de su medida para que encajara.
F. - En aquellos tiempos se ha comentado que no había arquitecto, no había nada, esa gente tenía que estar iluminada por algo.
E. - Si nos fijamos en Tierra de faraones, vemos que había arquitectos entonces. El rey aquel que quería hacerse su tumba, buscaba un arquitecto que hiciera algo que no pudiera ser saqueado y él lo encontró, vinieron muchos arquitectos que ya eran reconocidos y él dijo que aquello que le traían no servía para nada, y prueba de esto es que escogió a aquel y fue el que hizo una cosa que yo, cada vez que veo la película, me quedo asombrado de aquel entonces, lo que hizo aquel hombre, aquello es impensable, por un solo punto...
F. - Las piedras van bajando y así constantemente hasta que queda toda completamente sellada, con el sistema de la arena.
E. - Con unos bloques que habían traído sabe Dios de dónde. Recuerdo que se retrasaba el tiempo y el rey estaba en que... 
F. - Pero allí no tenías el problema de que mañana no viene el hormigón.
E. - Sí, si claro era la misma, qué las canteras no nos sirven las piedras, que los obreros no comen y no pueden trabajar, que se nos caen… Hay que recaudar más fondos… Es el mismo sistema de hoy. 
El encargado termina diciendo: «Los que se comen la uva no tiene perdón, con lo bueno que está el vino». El diálogo está transcrito exactamente igual a cómo aparece en la película, demostrando una vez más lo mal que se entienden estas reproducciones literales.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Qué ganas de leer el libro!

Jorge Gorostiza dijo...

Muchas gracias, espero que no le defraude. Saludos.

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