Cubierta de House |
Gracias a una noticia me he enterado que en octubre del año pasado la actriz Diane Keaton publicó un libro titulado House, sobre arquitectura.
Una sorpresa a la que se añade que no es su primer volumen sobre este tema, el anterior se titula California Romantica: Spanish Colonial and Mission-Style Houses y según la página web de Rizzoli, que lo editó en 2007, está «creado» por Keaton, aunque el texto es de D. J. Waldie.
House, lo ha publicado también la prestigiosa Rizzoli, no es barato, ya que cuesta ochenta y cinco dólares, y recoge la obra, entre otros diseñadores, de Annabelle Selldorf, Roy McMakin, Rick Joy y Tom Kundig, posiblemente muy conocidos en EE.UU. y por la señora Keaton, pero desgraciadamente no muy famosos fuera de aquellas fronteras.
No he visto los dos libros, por lo que ni puedo, ni debo criticarlos, si los traigo aquí es por su lejana relación con el cine y porque en realidad son un terrible síntoma de la popularización de la arquitectura, ahora cualquiera no sólo opina sobre los edificios, sino que además se cree capacitado para escribir libros sobre la que se supone que es una de las Bellas Artes y quizás la más antigua. Evidentemente no creo que sólo puedan escribir los técnicos o los historiadores y de hecho supongo que puede haber excelentes libros arquitectónicos editados por personas sin cualificación.
Es posible que la culpa de este fenómeno la tengamos los propios arquitectos, intentando fundamentar nuestros proyectos recabando la opinión de la mayor cantidad de gente posible, lo que no está mal en cuanto a la funcionalidad de los edificios, pero provoca una vulgarización de la arquitectura que invita a considerarla una disciplina en la que cualquiera puede intervenir. Los otros culpables son los arquitectos que teniendo capacidad de análisis prefieren ocultarse en el anonimato antes que denunciar desmanes que incluso pudieran haber cometido sus propios compañeros.
Volviendo a House, en una entrevista sobre el libro le preguntan a Keaton cuál es su relación con las casas que aparecen en él y contesta: «la misma que con cualquier casa de la que me enamoro, quiero tenerla», al parecer el método analítico de la actriz es puramente pasional, y es curioso, pero conozco al menos a un arquitecto y profesor que emplea el mismo método.
La noticia mencionada al principio comienza: «No es un secreto que la actriz Diane Keaton tiene un gusto impecable y una gran pasión por la arquitectura y el diseño». Ya saben súmense a la maniobra de la confusión y atrévanse a escribir libros sobre arquitectura, sólo les hacen falta «gusto impecable» y «gran pasión».
Una sorpresa a la que se añade que no es su primer volumen sobre este tema, el anterior se titula California Romantica: Spanish Colonial and Mission-Style Houses y según la página web de Rizzoli, que lo editó en 2007, está «creado» por Keaton, aunque el texto es de D. J. Waldie.
House, lo ha publicado también la prestigiosa Rizzoli, no es barato, ya que cuesta ochenta y cinco dólares, y recoge la obra, entre otros diseñadores, de Annabelle Selldorf, Roy McMakin, Rick Joy y Tom Kundig, posiblemente muy conocidos en EE.UU. y por la señora Keaton, pero desgraciadamente no muy famosos fuera de aquellas fronteras.
No he visto los dos libros, por lo que ni puedo, ni debo criticarlos, si los traigo aquí es por su lejana relación con el cine y porque en realidad son un terrible síntoma de la popularización de la arquitectura, ahora cualquiera no sólo opina sobre los edificios, sino que además se cree capacitado para escribir libros sobre la que se supone que es una de las Bellas Artes y quizás la más antigua. Evidentemente no creo que sólo puedan escribir los técnicos o los historiadores y de hecho supongo que puede haber excelentes libros arquitectónicos editados por personas sin cualificación.
Es posible que la culpa de este fenómeno la tengamos los propios arquitectos, intentando fundamentar nuestros proyectos recabando la opinión de la mayor cantidad de gente posible, lo que no está mal en cuanto a la funcionalidad de los edificios, pero provoca una vulgarización de la arquitectura que invita a considerarla una disciplina en la que cualquiera puede intervenir. Los otros culpables son los arquitectos que teniendo capacidad de análisis prefieren ocultarse en el anonimato antes que denunciar desmanes que incluso pudieran haber cometido sus propios compañeros.
Volviendo a House, en una entrevista sobre el libro le preguntan a Keaton cuál es su relación con las casas que aparecen en él y contesta: «la misma que con cualquier casa de la que me enamoro, quiero tenerla», al parecer el método analítico de la actriz es puramente pasional, y es curioso, pero conozco al menos a un arquitecto y profesor que emplea el mismo método.
La noticia mencionada al principio comienza: «No es un secreto que la actriz Diane Keaton tiene un gusto impecable y una gran pasión por la arquitectura y el diseño». Ya saben súmense a la maniobra de la confusión y atrévanse a escribir libros sobre arquitectura, sólo les hacen falta «gusto impecable» y «gran pasión».
4 comentarios:
Estoy en ello, Jorge.
Mmmmm... Yo no estoy en contra en absoluto de la popularización de la arquitectura, de hecho la veo imprescindible para el avance de la misma. Al fin y al cabo quien vive en el edificio debería saber por qué, y probablemente bien encauzada sirviera cómo método de control de ciertos desmanes.
No creo que sea un libro peor que otros escritos por conocedores, si se mantiene en el ámbito del sano álbum de fotos que tanto se da. Al fin y al cabo, esos señores pueden estar haciendo arquitectura normal, y pueden ser ejemplos normales.
La normalización de las cosas es algo que en España se da poco.
Federico, evidentemente el comentario no se refería a ti, que nunca te has callado y siempre has escrito lo que piensas.
Gracias por tu comentario Bea. Estoy en parte de acuerdo contigo, pero este es un tema que merece un debate amplio y profundo, y como comprenderás, no pretendo desarrollarlo en mi blog.
Saludos y gracias otra vez.
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