17 noviembre 2011

Salzburgo

Cubierta del libro Sonrisas y lágrimas o La
novicia rebelde, editado por Colorama
Publishing Salzburg, s/f.
Hace unos días publiqué algo sobre Viena, pero no comenté que hay alguna agencia que hace una excursión por la ciudad de unas dos horas, para ver los lugares donde se rodó El tercer hombre y que además hay un museo sobre esta película, con un peculiar horario, ya que está abierto sólo de dos a ocho de la tarde y sólo los sábados.
En ese viaje a Austria también estuve un día en Salzburgo, ciudad fascinante en la que, sobre todo, me interesaba su Panorama (algún día escribiré sobre los panoramas que he tenido la suerte de visitar), además de su MdM Museum der Moderne, un edificio digno de verse con una espectacular vista sobre la ciudad. Durante la visita me asombró la relación de la ciudad con Sonrisas y lágrimas y cómo usan esa película para promocionar el turismo, creo que en gran medida estadounidense y supongo que de la tercera edad.
En el Museo del Panorama, donde desgraciadamente habían eliminado los cosmoramas de Sattler por una exposición, como no, sobre la familia Trapp y Sonrisas y lágrimas, encontré, e inmediatamente compré, el libro, cuya cubierta reproduzco, escrito por Stefan Herzl y Bernhard Helminger con un texto turístico y anecdótico, y cuya veracidad ya se pone en duda al ver su cubierta, que es un montaje de la ciudad tras Julie Andrews y los niños, ya que en realidad, la imagen es la que también aparece en el interior del libro.
Imagen de Sonrisas y lágrimas
Sin embargo, está escrito con gracia y cuenta anécdotas como el odio que le tiene su protagonista, Christopher Plummer, a la película a la que denominó The Sound of Mucus, el sonido de los mocos, por culpa de los niños que le rodeaban, también cuenta que cuando tuvo que cargar a Gretl por las montañas en la escena de la huida dijo: «No pienso cargar con esta gordita asquerosa» y tuvieron que conseguirle una doble más delgada, además narra las fiestas que organizaba Plummer todas las noches en el bar del Hotel Bristol, mientras Andrews cuidaba a su niña de dieciocho meses en la habitación del hotel.
Lo importante es cómo una ciudad asombrosa en cuanto a su arquitectura y recursos, que "explota" la figura de Mozart (como Viena y Praga), también emplea una almibarada película que se rodó allí a mediados de los años sesenta y que, a pesar de ser la más taquillera durante muchos años, desbancando a Lo que el viento se llevó, hoy en día no creo que sea muy conocida entre los jóvenes, ni considerada como una de las mejores de la Historia del Cine.

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